Existen infinidad de datos que demuestran que religión y la enfermedad psiquiátrica están separadas por una más que
delgada línea. Pero no por ello pueden dejar de sorprender esos creyentes
extasiados en plena celebración religiosa que, abandonando toda mesura
intelectual caen en el más absurdo delirio, de tal modo que para cualquier persona
mínimamente racional no existe ninguna diferencia entre esas más que ofuscadas "celebraciones"
y el comportamiento de los enfermos más perturbados que pueblan los centros
psiquiátricos de alta seguridad.
Aunque bien analizado, sí que existe
una más que importante diferencia entre estos dos colectivos de
desequilibrados, y es que mientras que todo el mundo asume que los internos de
las instituciones mentales están enfermos, sin embargo gran parte de esta más
que particular humanidad, no sólo considera a pobres dementes como los del
siguiente video personas sanas sino que muchos de ellos acaban siendo admirados
por su más que "profunda" devoción a estos pobres dementes.
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