Dentro del irracional despropósito del cristianismo, esta ese demente cuento de un Plan Divino en el que una entidad atemporal y omnisciente ha planificado el pasado, el presente y el futuro del Universo en general y de la Humanidad en particular. Y claro, visto desde esa delirante perspectiva, nada de lo que ocurre o ocurrirá puede entorpecer dicho plan, porque entonces sería imperfecto, algo imposible de concebir para una supuesta mente perfecta.
Y como corolario de todo este mayúsculo despropósito, el más mínimamente racional análisis solo puede llegar a la conclusión de que toda la vida del nazareno milagrero, si hubiera sido de naturaleza divina, fue simplemente un engaño teatralizado para el estúpido rebaño cristiano tal y como muy irónicamente se muestra en el siguiente fragmento de la recomendable serie "30 monedas".
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