La jerarquía cristiana lleva siglos lavando el cerebro de sus ignorantes seguidores hasta conseguir que se admire la sumisión total hacia un dios megalómano y egomaníaco que únicamente puede ser considerado el mayor psicópata del mundo.
Y lo peor de todo es que dentro de la demente y psicótica óptica religiosa personajes como Abraham son considerados ejemplos de moralidad, cuando en realidad son unos miserables egoístas capaces de salvar su pellejo a cambio de cometer uno de los crímenes más monstruosos que un ser humano pueda perpetrar: el asesinato a sangre fría de su propio hijo.
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