Los creyentes en su infinita arrogancia no se dan cuenta de que en mundo asolado por las catástrofes naturales, los desastres de todo tipo, el hambre, la guerra y las más terribles enfermedades que cada año matan en conjunto a millones de personas es más que ofensivo que ellos, estúpidamente por cierto, intenten convencer al mundo de la existencia de una deidad benevolente porque se ha producido el "milagro" de que un piadoso ignorante haya salvado la vida al rezar media docena de avemarías mientras un equipo de cirujanos, que han dedicado décadas a perfeccionar su técnica quirúrgica, ha estado dedicado en cuerpo y alma durante horas a reparar su corazón enfermo o a extirpar ese tumor que les hubiera matado irremediablemente en unos pocos años o incluso meses.
Pero para estos pobres ignorantes siempre es mejor insultar al talento y despreciar el esfuerzo humano para no salir de su cómodo infantilismo mental.
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