El problema con aceptar la palabra que un dios transmitió a un profeta (por más alucinado que este fuera) es que es absoluta y no puede cambiar como lo ha hecho la sociedad en estos últimos siglos de laicismo y racionalismo.
Y por ello no puede haber nada más peligroso que el que una sociedad moderna se rija por la moralidad emanada de dioses coléricos y trasmitida por profetas fanáticos y dementes de tiempos remotos.
Habría que tener un repertorio de respuestas, como la del doctor Dawkins, ante tantas preguntas que se hace la gente normal y sobre todo creyentes, para poder responder con rotundidad a tantas cuestiones, que si algunas parecen de poca importancia, lo cierto es que socialmente son muy valoradas.
ResponderEliminarLas religiones tienen sus estudiosos, que son usados para poder darle la vuelta a los argumentos, en su provecho.
Es un tema a valorar.
Salu2,
Todo depende del interlocutor, si alguien se rebaja a discutir racionalmente con alguien irracional se qedará sin argumentos y no habrá convencido al otro que seguirá en su necedad. En el caso de Dawkins, está ante una audiencia respetuosa que no le dan ni contrarréplicas y en el caso de sus tertulianos que pueden llegar a ser obispos, son lo suficientemente cautos como para no salirse de su dogma y a la vez dar una apariencia de inteligencia. Seguro que Dawkins no parecería tan flemático ni inteligente discutiendo con una pareja de predicadores de puerta a puerta y posiblemente terminase dándoles con la misma en las narices.
ResponderEliminarEs que precisamente los que van predicando (mejor dicho, haciendo proselitismo) puerta a puerta son de lo más tonto y obcecado que te puedes encontrar de aquí a la puerta de Tannhauser. Y todos sabemos que discutir con un tonto es llevar las de perder.
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