Un pobre ignorante descrebrado, miembros de una esas
megaiglesias que crecen en los EEUU casi más que los champiñones en otoño,
llevaba meses bulándose del coronavirus y afirmado que no se vacunaría nunca ya
que decía que
“ Tengo 99 problemas, pero una vacuna no es uno de ellos”
Pero como la realidad es dura, incluso para estos semideficientes mentales adictos a la droga religiosa, un buen día el virus se cruzó en su camino y aunque nuestro protagonista tenía tan solo 34 años acabó primero en el hospital y después en la UCI, en donde se negó hasta el último momento a ser conectado a un respirador artificial porque él seguía confiando en la estúpida oración
"Por favor, oren todos, realmente quieren intubarme y ponerme un ventilador. Si no tienes fe en que Dios puede sanarme con tu estúpido ventilador, entonces mantén el infierno fuera de mi habitación de la UCI, no hay lugar aquí para el miedo o la falta de fe”
Y al final de poco le sirvió su estúpida fe en un supuesto dios , más que malvado por cierto porque habría diseñado inteligentemente el virus que ha acabado matándole por idiota.
Casos de estupidez humana como estos siempre me dan risa, pero cuando me pongo en la cantidad de casos diarios que ocurren pierdo mi buen humor... y todavía se atreven a preguntar: "Si los ateos dicen tanto que Dios ni está en sus corazones (lo que sea que eso signifique); ¿por qué luchan tanto contra la religión?" Creo que este artículo sería la mejor de las respuestas.
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