Abrir la mente a cualquier tipo superstición, principalmente la religiosa, significa empezar a caer por la pendiente del despropósito más irracional y luego ya todo es posible.
Y el último ejemplo llega, como casi siempre, de los particulares EEUU, en donde millones de ignorantes siguen creyendo a pié juntillas esas estupideces pergeñadas por profetas circuncisos de la Edad del Bronce sobre serpientes parlantes, humanos de barro, judías adúlteras adictas a la zoofilia y demás.
Y una vez que el cerebro ha sido carcomido por el virus de la fe, pues es más sencillo tragarse otras sandeces como esa de QAnon en la que las estrellas de Hollywood, políticos del partido demócrata y funcionarios de alto rango participan en una red internacional de tráfico sexual de niños, de los que a veces se beben su sangre y que Trump les perseguía para prevenir un contubernio judeomasónico orquestado por Barack Obama, Hillary Clinton y George Soros.
Porque como muy certeramente indica el siempre incisivo Bill Maher en el siguiente video: fanatismo cristiano y conspiracionismo de QAnon van de la mano porque en el fondo son dos caras del mismo fanatismo supersticioso.
No me extraña. Todos los terraplanistas con los que he conversado, a la que preguntas el porqué de tamaña conspiración, después de muchos circunloquios acaban confesando la razón última, para desprestigiar a la Biblia. Como si no lo estuviese suficiente...
ResponderEliminarCuando les preguntas entonces por qué países como China, India, Japón o muchos otros (no cuento los musulmanes, porque son un spin-of del cristianismo), no se posicionan a favor del terraplanismo entran en cortocircuito, como si no estuviese en el argumentario oficial y tuviesen que improvisar (dándoseles fatal, por cierto)...