Es evidente que juntar prepotencia e ignorancia puede ser
tan peligroso que llega a ser mortal, como acaba de demostrar un analfabeto
seguidor del criminal presidente de los EEUU.
Les pongo en antecedentes. En Tejas, uno de los miles de descerebrados seguidores de Donald Trump harto ya de esa "dictadura" de científicos y expertos que impone el uso de mascarillas y el distanciamiento social decide en su prepotente (y peligrosa) ignorancia que ya está bien de coartar su sacrosanta libertad de hacer lo que le dé la gana y reúne a su extensa parentela de padres, hijos, hermanos, tíos y sobrinos en una celebración porque el coronavirus no existe y es sólo un invento de comunistas y liberales, tal y como lleva meses propagando a los cuatro vientos cibernéticos su adorado presidente Trump.
El resultado es de lo más esperable: pocos días después la mayoría de los integrantes del aquelarre negacionista ¡hasta un total de 14 personas del clan familiar! empiezan a enfermar de ese virus que no existe y el propio descerebrado inductor del evento, junto con otros dos familiares acaban hospitalizados, con tan mala suerte que esos dos familiares ancianos terminan muriendo a causa de la COVID-19.
El imbécil protagonista de esta terrible historia, al darse de bruces con esa realidad que sobrepasa los incendiarios tuits y las analfabetas declaraciones de su incompetente y más que criminal presidente, ha declarado que
"Sé lo que es ser humillado por este virus. Solía llamarlo la "estafademia". Pensé que era un engaño mediático exagerado. Me burlé de la gente por llevar mascarillas"
Eso se llama aprender en propias carnes. En resumen, un ejemplo de cómo la prepotencia y la ignorancia acaba matando, mientras el descerebrado culpable puede seguir vivo para seguramente votar otra nuevamente al peligroso de Trump, cuando a la vista de los hechos debería perder sus derechos cívicos y ser enviado al rincón más alejado de Dakota del Norte a cuidar ovejas, para no poner nunca más a nadie en peligro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario