A la vista de lo que están declarando todos y cada uno de
los dementes telepredicadores y pastores varios de los EEUU, las elecciones
estadounidenses deberían ser impugnadas por evidente fraude electoral.
Porque si tal como aseguran multitud de predicadores, pastores y demás líderes de todas las sectas cristianas que pululan por tierras estadounidenses, Dios (el judeocristiano y parece ser que único y verdadero) está apoyando a Donald Trump, entonces es evidente que las elecciones no están siendo justas y el candidato demócrata no tiene posibilidad real alguna de conseguir la presidencia.
Y por ello, ante la evidente interferencia de una potencia extranjera, aunque sería más exacto decir que superpotencia exterior o proveniente del espacio extragaláctico, las elecciones deberían ser invalidadas y Donald Trump debería ser descalificado. O eso, o es que en realidad el dios al que apelan todos estos dementes fanáticos ni existe ni se le espera.
Entonces, cuando gane Biden; ¿será por obra y gracia del Maligno o porque Dios ha abandonado a Trump? Que igual es porque Dios no existe...
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