En el mundo miles de millones de personas se consideran
religiosos, aún cuando luego en la práctica demuestran cada día que en realidad
son tan ateos como el que más.
Y la prueba definitiva de esta hipócrita bipolaridad
religiosa es como se enfrentan a la muerte. Según casi todas las
doctrinas el creyente, una vez muerto y dejado atrás este miserable valle de
lágrimas, tiene ante sí toda una infinita eternidad de dicha al lado de su amada
deidad. Sin embargo, no hay creyente por más piadoso que sea que no llore
desconsoladamente ante la muerte de un familiar o amigo (aún cuando el deceso
haya sido el trágico fin de un terrible y más que doloroso proceso canceroso) y
no se aferre con uñas y dientes a una vida, que muchas veces es más que
miserable.
Y yo siempre me he preguntado desde mi ateo raciocinio. Imaginemos
que a cualquiera se le planteara la siguiente cuestión: vas a sufrir bastante durante
un periodo de tiempo indeterminado: un minuto, media hora o un día, pero luego
vas a tener cien años de felicidad completa. Supongamos que este individuo
pudiera elegir la duración de su dolor ¿alguien elegiría el día completo de
sufrimiento?
Es más que probable que todo el mundo optaría por el periodo de pesadumbre más corto posible y así disfrutar
cuanto antes del bienestar total.
Sin embargo, cuando se es religioso, parece
que la lógica funciona al revés: ellos saben que les esperan miles de millones
de años de dicha celestial, aunque por otra parte siempre quieren alargar unos
años más el sufrimiento terrenal suyo y el de sus seres más queridos por muy
terribles que sean las condiciones.
Por ello siempre es una sorpresa encontrarse con un
verdadero creyente consecuente con su fe, un individuo que ha entendido de
verdad el trato pactado con la divinidad, como
es el caso de un pastor protestante de Luisiana que, ante la actual pandemia
de coronavirus, le importan poco las medidas de precaución y se reúne con sus
feligreses en su iglesia, saltándose todas las recomendaciones, porque
“La muerte nos parece a nosotros como un amigo bienvenido. A los verdaderos cristianos no les importa morir."
Ahora bien, ya lo solo falta que las autoridades sean
consecuentes y respeten los dos intereses en juego: su derecho al suicidio y el
derecho de los demás a no ser infectados por este desequilibrado y sus estúpidos
seguidores. Y por ello, lo ideal sería aislar a estos supersticiosos, olvidarse de ellos y dejarles morir a gusto,
no malgastando ninguno de los actualmente escasos recursos sanitarios en
tratamiento alguno.
Y con ello todos contentos, los verdaderos cristianos se
reunirán pronto con su hacedor en el fondo de la fosa para solaz y disfrute de
los gusanos y el mundo se libra de manera natural de estos iluminados.
los ateos también sentimos dolor y pena por la muerte de un ser querido aunque los mas radicales tengan la creencia de que solamente somos un montón de moléculas animadas.
ResponderEliminarEl que los ateos sintamos dolor ante la muerte es totalmente comprensible. Sabemos que nunca más volveremos a ver a nuestro ser querido. Pero que un creyente que sabe que su hijo pequeño está ahora en el cielo llore desconsoladamente es lo más estúpido que me puedo imaginar.
EliminarNo somos un montón de moléculas inanimadas, somos un montón de moléculas que han evolucionado para pensar y sentir.
Eliminarcreyente o no, cualquier persona siente dolor por la separacion. es logico!
Eliminarlos "creyentes verdaderos" se extinguieron en el circo romano, y por principio darwinniano, una orda tan fanatica no deja descendencia. de los cual se deduce que los actuales son "creyentes moderados".
pero para los ateos radicales, por que ha de ser comprensible sentir dolor por la transformacion de un ser reaccion-electroquimica en materia simple? tecnicamente es lo mismo que perder un saco de patatas.
no se pierde nada puesto que despues de todo, la materia y la energia no se destruyen sino simplemente se transforman.
y por mucho que se haya evolucionado, se quiera o no, seguimos siendo un monton de moleculas que se mueven y actuan por mera reaccion quimica/electrica, tan trascendentes como una piedra.
y no se ha "evolucionado para pensar y sentir", sino que simplemente se ha evolucionado.
"y no se ha "evolucionado para pensar y sentir", sino que simplemente se ha evolucionado."
Eliminarpero el resultado final es que somos seres pensantes y sintientes, hayamos llegado a esto punto como lo hayamos hecho.
pero el resultado final es que tenemos ideas de "lo correcto" y prejuicios como cualquier fanatico religioso con sus ideas demenciales
ResponderEliminarSomos humanos como cualquiera, la diferencia es si lo que se considera "correcto" algo del siglo XXI o de la Edad del Bronce.
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