La estupidez religiosa está llegando a límites insospechados
entre el siempre analfabeto rebaño de cristianos estadounidenses.
Porque que en pleno siglo XXI los defensores del más que
incalificable presidente Trump "piensen" (lo que viniendo de donde viene
no es más que un eufemismo para definir a personas que únicamente usan su
cerebro para llevar la omnipresente gorra de beisbol encima de la cabeza) que
este indigno individuo es el enviado del dios judeocristiano tiene delito.
Aunque conociendo el pasado de la colérica zarza ardiente, siempre más que
dispuesta a fastidiar al personal, no sería de extrañar que fuera verdad y su
presidencia fuera únicamente el preludio de una nueva edición de las siete plagas
bíblicas.
Pero que esos mismos analfabetos mentales consideren
que los demócratas estadounidenses son adoradores del Diablo, que se
dedican a rituales satánicos y sacrificios humanos para entorpecer con el
divino "mandato" trumpiano únicamente demuestra que los psiquiatras
de EEUU no están haciendo bien su trabajo y están dejando sueltos a individuos
que deberían estar encerrados bajo siete llaves en una institución mental de
máxima seguridad tanto por su bien como por la tranquilidad de la ciudadanía en
general.
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