En el mundo actual se da una curiosa y más que sorprendente paradoja. Por una parte, la gran mayoría de los ciudadanos tienen muy claros sus derechos como consumidores y analizan en detalle la calidad de los productos que van a adquirir. Y si luego lo comprado no cumple con las características que ofertaba el vendedor, el consumidor hace prevalecer sus derechos denunciando al avispado comerciante que les ha querido dar gato por liebre.
Sin embargo, esos mismos ciudadanos que demandan compensación a la primera de cambio porque el hotel de sus vacaciones era viejo o porque el coche recién comprado tiene una mancha en la tapicería, caen como estúpidos borregos (y encima tan contentos y felices) en quizás la mayor estafa a nivel mundial que se ha organizado a lo largo de los milenios, esa en la que embaucadores más que estrafalarios (puesto que portan ridículos tirabuzones, faldones negros y alzacuellos, túnicas azafranadas o gorros a cual más grotesco) les prometen el oro y el moro (eso sí tras su muerte) a cambio de sus muchas veces raquíticos ahorros y de una ignorante y más que patética sumisión que les convierte en la práctica en siervos que deben cumplir los más delirantes deseos (incluidos los sexuales) de unos depravados que encima pontifican con todo descaro sobre humildad (ellos que se pavonean constantemente), pobreza (cuando son más ricos que los multimillonarios más adinerados), justicia (cuando llevan siglos apoyando a los peores genocidas de la historia) o moral (cuando en nombre de dioses inmisericordes humillan a los colectivos más discriminados).
Y como muestra el siguiente video si esa (i)lógica manera de "pensar" religiosa, tan infantilmente errónea, se aplicara a la vida cotidiana simplemente acabaría con la economía tal y como la conocemos.
Hace tiempo estaba buscando este video de DarkMatter2525. Lo copié hace como 2 años, pero lo perdí, y en verdad; ¡me encanta! Lo fácil que es para un cristiano (la mujer del video) ver que la está estafando el hombre que le quiere vender la casa, pero no al que le quiere vender el cielo... ¡Genial, sencillamente genial!
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