El cambio climático no es preocupante porque la Humanidad ya sobrevivió al Diluvio Universal

Dentro de la caterva de ignorantes fundamentalistas bíblicos que abunda en los siempre piadosos EEUU, hay un individuo que sobresale con luz propia: Ken Ham. Un personaje que se cree a pie juntillas todas y cada una de las más que delirantes patrañas que se inventaron unos analfabetos hebreos allá por los tiempos de Maricastaña para intentar poner un poco de orden en un mundo del que no sabían nada.

Y no pasa un solo día en que el tal Ham no nos deleite con su “sabiduría” de paletos del Medio Oeste, esos que sólo han leído un libro en toda su vida, pero que “piensan” que es más que suficiente para enfrentarse al más que complejo mundo moderno.

Así, este semidefiente mental acaba de opinar sobre el candente problema del cambio climático, haciendo gala una vez más de que en las selvas centroafricanas deben existir chimpancés, bonobos y gorilas muchísimo más inteligentes que este pobre demente, ya que ha declarado que

Ya ha habido cambio climático en el pasado. Por supuesto, el mayor cambio climático fue la inundación global que sufrió Noé hace unos 4.350 años. Esta inundación destruyó el mundo que entonces era y alteró el clima, incluida la creación de las condiciones perfectas para una era de hielo después de la inundación. El mundo se ha estado asentando desde esa inundación.

¡Ven a este pobre infeliz! Incapaz de entender que ni hubo diluvio, ni Noé existió y mucho menos 2.300 años antes de la Era Común.  

Pero dejando de lado sus más que delirantes creencias en la literalidad del cuento chino bíblico, además su argumentación de que cómo en el pasado ya ocurrieron grandes desgracias pues no importa que estas se repitan, es una muestra más de que el cerebro de este personajillo tuvo que sufrir algún grave trauma cerebral durante su infancia para haber quedado así. Ya que este tan peculiar “razonamiento” sería como decir que una nueva guerra mundial con bombardeos atómicos no debe preocuparnos porque en la anterior murieron 50 millones de personas y se arrasaron cientos de ciudades (algunas de ellas con armamento atómico) y aquí seguimos.

La pena es que a este descerebrado no se le exilie a uno de esos atolones del Pacífico que se están hundiendo bajo las aguas, para que así nos dejara en paz de una vez por todas y viera de primera mano lo importante que es empezar a tomar medidas contra el casi inimaginable desastre ecológico global que se está fraguando.