Nunca dejará de sorprenderme con el hecho de que personas
que creen en la magia y que desprecian el conocimiento científico atesorado por
gran parte de las mejores mentes que ha dado la Humanidad tengan lo que no
puede ser considerado más que como ignorante chulería de acusar a las personas
racionalistas de prepotencia y desinterés en la Verdad.
Llevo un par de días "debatiendo" con una
defensora de la homeopatía en el blog "La Ciencia y sus Demonios" en
el que escribo habitualmente. Así primeramente la susodicha presenta las
consabidas, pero por supuesto nunca apoyadas por ningún dato cierto,
afirmaciones de que la magia inventada por un médico alemán a finales del siglo
XVIII (una época en la que la Medicina no era más que una amalgama de remedios
más que supersticiosos sin ninguna conexión con la fisiología o la patología)
"cura" muchas enfermedades. Y cuando le respondo que la homeopatía no
es más que una práctica chamánica ya que fue inventada por un pobre
precientífico que interpretó los datos al revés para llegar a una conclusión
científicamente errónea además de disparatada, cuyas bases son absolutamente incompatibles con
el actual conocimiento en Física, Química, Biología, Fisiología y
Patología modernas y que ha sido más que
demostrado que únicamente es una variante más del ya archiconocido efecto
placebo, la susodicha pasa al siguiente y más que previsible nivel, en donde a
falta de argumentos dice que la Ciencia no es relevante, porque la homeopatía
está por encima de las estrechas mentes de los "científistas", que
todo lo fiamos al estudio racional y a las pruebas.
Visto lo visto este más que prepotente e ignorante comportamiento
de la defensora de la homeopatía se asemejaría mucho al de una persona que se sacara los ojos a propósito por superfluos y que
luego despreciara a aquellos que no solo siguen usando sus ojos, sino que
además inventan la linterna para intentar desvelar aquello que esconde la
profunda oscuridad del Universo. Ella sin embargo prefiere ir siempre a
ciegas camino del primer precipicio que se cruce en su camino, “pensando”
(porque es más que evidente que tiene el cerebro apagado y la cabeza sólo le
sirve para llevar sombrero) sin embargo que ella es más lista que los que
dedicaron su vida a inventar la linterna.
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