Ahora que nuestros neoliberales y más que cristianos
gobernantes están desmantelando la sanidad pública parece que la única solución
va a ser la de volver a no tan pretéritas épocas, en donde la salud de las
personas se ponía en manos del siempre más que caprichoso santoral católico.
Así que ya saben, cuando enfermen a rezar a Jesucristo, a la
virgen María o al santo de su devoción, que aunque caso no hacen por lo menos
funcionará el efecto placebo.
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