España es un país donde los más ofensivos contrastes se
suceden de manera más que natural, destruyendo cualquier atisbo de democracia y
por desgracia, nada importa y todo sigue igual aunque el hedor de la
descomposición y la degradación social ya es inaguantable.
Porque solo así se puede entender que en una nación dirigida
por una mafia corrupta, donde los más grandes delincuentes de guante blanco no
sólo no son perseguidos por la justicia sino que cuentan con el respaldo
social, donde criminales de guerra y genocidas no sólo pueden vivir
plácidamente sino que pueden pregonar a los cuatro viento sus delitos y si
alguien se ofende puede acabar ante un juez, la única persona que en los
últimos años ha luchado de manera efectiva contra la delincuencia organizada y
las mafias internacionales resulta que acaba de ser detenido para ser
extraditado a quizás la nación que es el ejemplo más paradigmático del
crimen organizado a nivel mundial.
Porque en realidad a este informático Falciani habría que
nombrarle inspector de Hacienda honorario (y pagarle una pensión pública si
fuera necesario) porque lo que ha hecho es verdadera lucha contra el fraude y
la evasión fiscales a nivel mundial, y merece todo el reconocimiento público a
su gran labor.
Y sin embargo en esta casposa España se le detiene para que
los más que delictivos suizos, con sus cuentas opacas del narcotráfico, la
prostitución y el crimen organizado puedan seguir delinquiendo impunemente. ¡El
mundo al revés!
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