Vivimos en un mundo en donde los ciudadanos tienen o no
libertad de expresión dependiendo de sus creencias.
Si eres creyente, puedes difundir a los cuatro vientos (y
muchas veces con el dinero de todos) tus creencias, por más absurdas,
estúpidas, antidemocráticas u ofensivas que estas sean, y en general son muy,
muy absurdas, estúpidas, antidemocráticas y ofensivas.
Ahora bien, si a un ateo se le ocurre reflexionar en voz alta
y exponer que las creencias de los religiosos son por supuesto absurdas,
estúpidas, antidemocráticas u ofensivas es rápidamente tachado de intolerante o
incluso puede acabar con sus huesos en la cárcel en innumerables países del
mundo, algunos de ellos denominados supuestas democracias occidentales.
Y como muestra el siguiente y más que mordaz video:
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