España es una nación surrealista, en donde la máxima autoridad del estado es el
resultado de una larga tradición de matrimonios entre primos porque un más que
lejano antepasado ganó una guerra con ayuda de su tío el famoso Rey Sol.
Y para continuar esa larga tradición de despropósitos
basados en el mero ayuntamiento carnal entre familiares, resulta que el último Borbón
acude al monasterio de Liébana a besar el
Lignum Crucis, que según la más que mentirosa tradición católica es el
fragmento más grande de la Santa Cruz, que ni fue santa ni existió ya que es
más que probable que tampoco existiera el nazareno milagrero. Y para más inri
resulta que ese trozo de madera fue "encontrado" por el que luego fuera santo, el pobre alucinado de Toribio de Astorga
nada más y nada menos que 4 siglos después de unos hechos que nunca tuvieron
lugar. ¡Todo un despropósito a la altura del cuento de Caperucita Roja!
Pero hete aquí que en este desgraciado país seguimos
anclados a la más oscura, supersticiosa e ignorante antigüedad.
Lo que sé de política gracias a los noticieros como a tú labor de bloggero es que status es y será status no importa cómo se míre a la política. ¿Será que uno de los presentes se preguntó en su cabeza si es que hay algo de evidencia arqueológica que respalde aquel risible acto frente a ojos que podemos considerar del siglo XXI?
ResponderEliminarRecuerdo de una noticia, que se armó la grande porque una diputada comunista que presidía una asamblea no dijo "En el nombre de Dios se abre esta sesión".
EliminarUno de derecha dijo que no le importaban las increencias de ella, pero que el protocolo debe ser respetado.
Y sí, claro que hay personas que se preguntan por la evidencia, pero son creyentes por tradición, no muy convencidos que digamos. Lo disimulan. Les preocupa más guardar las apariencias.