Que el gobierno español está trufado de vomitivos filofascista
es un hecho cierto, pero lo que más indigna es que sean capaces de demostrarlo
todos los días y que no se les caiga la cara de vergüenza.
Porque qué día sí y día también viajen nuestros ministros al
Vaticano a conmemorar la subida al cielo de una virgen, la prelatura
de otro obispo fascista o a cualquier otro sarao mezcla de estulticia y
propaganda nazionalcatólica con cargo a los presupuestos del estado, y por
tanto pagado con los impuestos de todos los españoles ya ni es noticia.
Pero que por el contrario, cuando hasta otros países rinden
un más que justo y merecido homenaje a una persona como Francesc Boix, un héroe
con todas las letras, un individuo capaz de sobreponerse quizás a una de las
más terribles vivencias que puede sufrir un ser humano sin llegar a la locura y
gracias a su pericia y sangre fría conseguir robar mientras estaba internado en
el campo de concentración de Mauthausen-Gusen fotografías
de los archivos oficiales de la SS. Esas fotografías que documentaban las
prácticas de exterminio nazis, incluían además los rostros de los verdugos del
campo y las visitas de los altos jerarcas nazis a ese matadero humano.
Después de la liberación Boix fue testigo de cargo en dos
procesos contra criminales de guerra nazis: ante el Tribunal Internacional de Núremberg
testificó contra altos jerarcas nazis, como Ernst Kaltenbrunner y Albert
Speer y en el proceso celebrado en Dachau contra 61 acusados de crímenes en
Mauthausen. En sus declaraciones las fotografías que él mismo había preservado de la destrucción fueron fundamentales.
Pocos años después de los procesos, Moix murió a la temprana
edad de 30 años por las terribles secuelas de las torturas que sufrió en su
internamiento. En su momento fue enterrado en el olvido ya que a su funeral
sólo acudieron unos pocos compañeros y amigos. Ahora, cuando
Francia ha decidido reparar ese error y rendirle uno de los mayores honores
que la República Francesa puede dar: el ser enterrado en
el cementerio
del Pere Lachaise, en donde tradicionalmente sólo reposan los grandes
personajes de Francia, los mezquinos fascistas del PP han provocado la última
afrenta: aún cuando nuestro presidente del gobierno se encontraba en París no
tuvo a bien asistir y mandó un par de funcionarios de la embajada en Francia.
Aunque quizás esta ausencia haya sido lo mejor, porque si a
ese funeral de estado hubiera asistido un fascista declarado como Rajoy lo
mismo el pobre Moix se hubiera revuelto en su tumba, y no es cuestión de
amargar su eterno reposo a alguien que comparte residencia con Miguel Ángel Asturias, Honoré de Balzac, Jean-François Champollion, Frédéric Chopin, Auguste
Comte, Eugène Delacroix, Louis Joseph Gay-Lussac, Juan Negrín López o Jean
Baptiste Joseph Fourier entre otros.
[Estampida:] "Shi shi, al teléfono. ¿Que van a hacer un homenaje a quién?. Puesh no tengo el gusto de conocerle oiga, vayan yendo ushtedes si tienen a bien"
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