Desde hace décadas se viene demostrando que la verdadera religiosidad, esa que afirma sin titubeo alguno que dios se relaciona personalmente con uno mismo, es simple y llanamente una enfermedad mental más.
Pues bien, un estudio recién publicado ha añadido un eslabón más a la ya larga cadena que une la religiosidad extrema y la enfermedad mental. Así un grupo de investigadores estadounidenses han realizado tomografías cerebrales a un total de 119 pacientes con lesión cerebral traumática penetrante, todos ellos soldados que sufrieron sus heridas en la ya antigua Guerra de Vietnam, encontrando que estas lesiones estaban asociadas con el fundamentalismo religioso.
Así que como dice el refrán: blanco y en botella.
Así que como dice el refrán: blanco y en botella.
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