Prácticamente desde que empecé a escribir este blog, una de
mis principales argumentaciones es que existe una incompatibilidad total entre
ciencia y religión, a pesar de lo que digan los creyentes "suaves" y
algunos científicos poco rigurosos en su razonamientos y sumisos ante el
despropósito intelectual en el que consiste la religión.
Por eso me ha gustado mucho la reciente entrevista al físico Alan Sokal aparecida
en el periódico El País, Sokal se hizo
famoso al desvelar que gran parte de las llamadas ciencias sociales son
una disparatada mezcolanza anticientífica
sin sentido ninguno. En ella Sokal defiende mis mismos argumentos, en especial esa
irracional sumisión intelectual de los ya tristemente famosos "dos
magisterios", uno de los grandes errores del por otra parte más que
brillante paleontólogo Steven
Jay Gould. Les dejo con las declaraciones de Sokal:
Sokal: Hay una oposición fundamental e inevitable entre la ciencia y la religión. No tanto por su discrepancia sobre teorías concretas como el heliocentrismo hace cuatro siglos o la evolución biológica. Más bien hay una contradicción fundamental sobre los métodos que los seres humanos deberían seguir para tener un conocimiento fiable del mundo.
Entrevistador:¿No son compatibles ciencia y religión?
Sokal: Para mí, la idea de Steven Jay Gould según la cual la ciencia y la religión son dos magisterios que no se sobreponen, que la ciencia se limita a hablar de hechos y la religión a hablar de ética, no es sostenible. En primer lugar, porque los creyentes no pueden asumir la sugerencia de Jay Gould de no hablar de hechos. Un cristiano no puede no decir que existe Dios y que Jesús fue su hijo. Y en segundo lugar, si la religión se abstuviera de hablar de hechos, ¿qué autoridad tendría para hablar de ética? La única razón para prestar atención a lo que dice una religión en materia de ética es si sus doctrinas sobre los hechos son verdaderas. Si Dios realmente existe, debemos adaptar nuestra ética a lo que quiere Dios. Toda la autoridad de las religiones en materia ética depende de la veracidad de sus doctrinas fácticas. Por eso hay una colisión inevitable entre ciencia y religión sobre cuestiones de hechos. La religión no se puede abstener de hacer afirmaciones sobre la historia del universo o la historia humana.
Pues no plantea nada que no se supiese ya, aunque, tal vez, con otras palabras; pero bueno es recordárselo a más de uno.
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