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14 de febrero de 2017

Los monoteístas son como niños de cinco años

Desde las páginas de este blog he escrito innumerables veces (y he defendido también frente a toda una legión de ofendidos lectores) que las personas verdaderamente religiosas, esas que creen a pié juntillas que una entidad inmortal, todopoderosa y omnisciente se preocupa por sus achaques de salud y sus problemas conyugales o laborales tienen un profundo defecto en su desarrollo cognitivo, de tal manera que sus cerebros quedaron irremediablemente parados en esa tierna edad de un lustro, en la que se piensa que todo el Universo pivota alrededor de nuestras necesidades y deseos.


Pues bien, el más que famoso historiador israelí Yuval Noah Harari en su reciente y muy recomendable libro "Homo Deus" defiende esta misma tesis del infantilismo mental de los seguidores de las religiones abrahámicas, mentes infantiles encerradas en cuerpos adultos. Les dejo con sus palabras textuales sobre cómo han "razonado" a lo largo de los siglos los creyentes de toda época y condición:


Aunque las escrituras engañen a la gente acerca de la verdadera naturaleza de la realidad, pueden no obstante conservar su autoridad durante miles de años. Por ejemplo, la percepción bíblica de la historia es fundamentalmente defectuosa, pero consiguió extenderse por el mundo, y todavía hay muchos millones de personas que se la creen. La Biblia diseminó una teoría monoteísta de la historia, que afirma que el mundo está gobernado por una única deidad todopoderosa que se preocupa, por encima de todo, de mí y de mis actividades. Si ocurre algo bueno, tiene que ser un premio por mis buenos actos. Cualquier catástrofe será con seguridad un castigo por mis pecados.

Así, los antiguos judíos creían que si padecían una sequía o que si el rey Nabucodonosor de Babilonia invadía Judea y exiliaba a su pueblo, a buen seguro estos fueron castigos divinos por sus pecados. Y si el rey Ciro de Persia derrotaba a los babilonios y permitía a los exiliados judíos volver a su hogar y reconstruir Jerusalén, Dios en su misericordia tenía que haber escuchado sus contritas oraciones. La Biblia no reconoce la posibilidad de que quizá la sequía fuese el resultado de una erupción volcánica en Filipinas, que Nabucodonosor invadiera Judea siguiendo los intereses comerciales de Babilonia y que el rey Ciro tuviera sus razones políticas para favorecer a los judíos. Así, la Biblia no muestra ningún interés en absoluto por entender la ecología global, la economía babilónica y el sistema político persa.

Este ensimismamiento caracteriza a todos los humanos en su infancia. Los niños de todas las religiones y culturas creen que son el centro del mundo y por ello muestran poco interés genuino en las condiciones y los sentimientos de las demás personas. Esta es la razón por la que el divorcio es tan traumático para ellos. Un niño de cinco años no puede comprender que ocurra algo importante por razones que no tengan que ver con él. No importa la cantidad de veces que mamá y papá le digan que son personas independientes con sus propios problemas y deseos, y que no se divorcian por culpa del niño; este no puede asimilarlo. Está convencido de que todo ocurre por su causa. La mayoría de las personas abandonan esta ilusión infantil cuando crecen. Los monoteístas se aferran a ella hasta el día de su muerte. Al igual que un niño cree que sus padres se pelean por su culpa, el monoteísta está convencido de que los persas luchan contra los babilonios debido a él.
En resumen, más claro imposible.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Anónimo12:26 a. m.

    Entonces, ¿qué es ser adulto?

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    1. ¿pensar de manera racional y no dejarse llevar por los desvaríos de un enfermo psiquiátrico de hace milenios?

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