Se acaba de conocer que el
Gobernador del estado mexicano de Veracruz ordenó sustituir la quimioterapia
por agua destilada en los tratamientos de niños oncológicos para embolsarse
el dinero correspondiente a estos medicamentos. Y con razón se ha disparado
todas las alarmas y la indignación social en medio mundo. Ahora bien, esta
deleznable práctica corrupta es habitual, además de legal, en todos los países desarrollados
del mundo y nadie, ni políticos, ni jueces, ni autoridades sanitarias, ni la
misma sociedad parecen darse por aludidos.
Porque a día de hoy docenas de multinacionales venden
LEGALMENTE y a precios nada baratos en todo el mundo frascos que contienen
únicamente agua destilada y pastillas de azúcar como “medicamentos” contra las
más variadas y peligrosas enfermedades: cáncer, SIDA, ébola, todo tipo de infecciones
bacterianas o virales o cualquier otra patología médica. Se llama homeopatía y nadie se
escandaliza por esta estafa a escala mundial que pone en riesgo la salud y la
vida de aquellos incautos y, no lo olvidemos de sus hijos también, que se dejan engatusar
por esta pseudomedicina medieval.
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