La verdad es que la actual alcaldesa de Madrid está
empezando a derivar peligrosamente hacia la vieja política, con esos tics cada
vez más evidentemente nacionalcatólicos.
Porque no se puede entender de ninguna manera que ahora nos
venga con los mismos modos de sumisión a la siempre todopoderosa iglesia
católica ya que ¿qué
pinta ella y tres de sus concejales en
la misa el día de San Isidro? Máxime cuando hace
un año comentó que por supuesto que los cargos públicos no deben rendir
pleitesía a los particulares ritos algunos ciudadanos.
Y ya para rizar el rizo de la más abyecta transformación
resulta que nuestra alcaldesa ha montado una
comisión para "estudiar" la aplicación de la Ley de Memoria Histórica
en la que por supuesto no puede faltar un sacerdote. Algo así como si en
los juicios de Núremberg se hubiera incluido a un juez nazi para mantener el
"pluralismo". Y yo me pregunto para qué se necesita una comisión, los
símbolos fascistas están claros y no generan ninguna duda, incluso un chaval de
secundaria puede identificarlos perfectamente. Lo único que hay que hacer es no marear la perdiz y
cumplir la ley ya.
Pero parece cada vez más claro que otra vez ha ganado el
siempre todopoderoso nazionalcatolicismo patrio y que nuestra nueva alcaldesa
se ha pasado al sangriento lado oscuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario