A lo largo de estas últimas décadas el PSOE ha ido abandonando el socialismo, la socialdemocracia para ir, lenta pero inexorablemente, derivando al centro derecha económico en donde lo prioritario no es la redistribución de la riqueza y la justicia fiscal sino el mantenimiento de los privilegios económicos de las clases adineradas, la banca y las grandes empresas.
De tal manera que en la actualidad es muy difícil diferenciar las "reformas" (eufemismo que esconde el más despiadado neoliberalismo a favor de las élites) promulgadas por el PSOE de las realizadas por el PP.
Así quizás, como muy irónica pero acertadamente retrata Manel Fontdevila en el último número de la siempre muy recomendable revista "Orgullo y Satisfacción", el PSOE se ha despojado de cualquier credencial izquierdista, diluyendo una y otra vez su legado hasta llegar a ser el primer partido homeopático de España: todo fachada pero nada de esencia socialista y mucho menos de obrera.
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