La revista National Geographic, recientemente comprada por
el imperio pseudoperiodístico y manipulador de Rupert Murdock, acaba de
publicar un artículo escrito por la periodista Cinthya Gorney en la que adentra
en la tenebrosa teocracia saudí para sondear a las mujeres de este medieval
país. El tono y el fondo del artículo, en donde únicamente se ha entrevistado a
mujeres de las clases sociales más pudientes (y por supuesto a ninguna
organización de derechos humanos) viene
a ser un panfleto propagandístico de lo bien que se encuentran unas mujeres
que, no lo olvidemos, están sólo un poco por encima en derechos que los famosos
camellos arábigos. Les dejo con la carta al director que he enviado a la
revista y que espero publiquen:
Estimado Sr. Director
He leído con estupor su último artículo sobre el papel de la mujer en Arabia Saudí. La autora nos presenta un texto, que más bien parece
sacado de un folletín rosa, en donde diversas mujeres de las clases sociales
más altas del país nos explican sus simples incomodos y en donde algunas incluso
se muestran preocupadas por la "rapidez" de los cambios. El niqab y
el resto de las vestimentas "pudorosas" (al igual que la ya
tristemente famosa estrella de David cosida a la ropa de los judíos) es el perenne
y omnipresente recordatorio de que las mujeres saudíes son en la práctica
subhumanos sometidas al arbitrio de padres y maridos.
Seguramente si Cinthya Gorney hubiera visitado Mississippi
en los años 50 también hubiera encontrado innumerables afroamerican@s contentos
de su situación y temerosos de unos cambios demasiado "rápidos". ¿Es
que su periodista no ha sabido encontrar a las miles de Rosa Parks saudíes, que
están cansadas y aterrorizadas por vivir en lo que quizás sea una de las mayores
cárceles de mujeres del mundo, en donde no lo olvidemos una mujer no tiene
derecho alguno y puede ser impune y legalmente lapidada si un varón de su
familia siente su "honor" traicionado?
Si no fuera por la contrastada reputación de su revista (de
la cual soy suscriptor desde hace décadas) se podría pensar que no anda lejos
la siempre tenebrosa mano de los Saud (dinastía a la que Occidente permite las
mayores atrocidades) en connivencia con el emporio editorial con el que se
acaban de asociar. Espero, porque sería una verdadera lástima, que este
artículo no sea indicativo de una nueva y peligrosa línea editorial.
Esperando la pronta publicación de esta carta se despide
atentamente
Magnifico!
ResponderEliminarAdmiro tu valentía por esa carta. Estoy en contra de cualquier apoyo, y menos desde una revista científica, a la dictadura irracional, machista y violenta de Arabia Saudí.
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