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15 de febrero de 2016

Fiestas patrias y celebraciones católicas


Dentro del particular infantilismo que implica el sostener que un ser todopoderoso está pendiente de todos los mezquinos deseos de unos pobres primates bípedos, una de las situaciones más absurdamente patéticas quizás sea cuando grupos enfrentados de creyentes piden ayuda al mismo dios para poder asesinar y masacrar a los contrarios.

Así la Historia de las naciones católicas está repleta de celebraciones en las que los descerebrados de turno agradecen con demente arrogancia a ese supuesto dios  pacífico y bondadoso el haberlos ayudado a matar y exterminar, la mayoría de las veces con terrible saña y violencia, a otros también piadosos católicos. Españoles, franceses, italianos, portugueses, habitantes de las más diversas naciones latinoamericanas y demás verdaderos católicos llevan siglos dando las gracias al mismo dios por haber podido asesinar, violar, destruir, quemar y demás locuras sólo comprensibles dentro del fanatismo más terrible a personas en principio tan fanáticamente católicas como ellos mismos.

Si no fuera por la terrible significado de estas procesiones, misas mayores, Te Deums y demás celebraciones eclesiásticas al servicio y justificación de la más incompresible y desaforada violencia patria es del todo risible ver a esos catetos y sumisos cristianos dando loas a su creador por haber permitido a los franceses ganar a los ingleses, la independencia de España de sus colonias ultramarinas, la victoria de los italianos frente a los austriacos en la batalla de Nosequé, la conquista de un pueblo de Bélgica por las tropas francesas en el siglo XVIII, y el resto de sangrientas efemérides que año tras a año y en todo pueblo y lugar los impostores católicos siguen festejando como muestra de que ese único dios de toda la humanidad es capaz de ayudarnos a violar a las mujeres del país vecino, arrasar sus pueblos y exterminar a sus hijos para que sólo los verdaderos católicos (es decir, nosotros) puedan llevar esa bonita palabra de misericordia, paciencia, humildad y perdón a todas partes del globo aún a costa del sufrimiento y exterminio del resto de seres humanos. Pero eso sí, repitan conmigo "dios (el católico, el único, por supuesto) es amor". 


1 comentario:

  1. Anónimo2:12 a. m.

    Saludos.
    He leído varias de tus publicaciones, me gusto leer estas y también aprendí. Sigue publicando.

    Robinson

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