La religión es quizás es una de las herramientas más
eficientes a la hora de despertar en personas
supuestamente amables y cariñosas las más crueles y sanguinarias
psicopatologías.
Y para ello no hay que remontarse al oscuro Medievo o
desplazarse a remotos países infectados de talibanismo islámico sino que en el
supuestamente avanzado Occidente democrático siguen perviviendo, y lo que es
peor, tolerándose cuando no fomentándose las más ignorantemente criminales y
dementes creencias.
Así en los siempre particulares y muy cristianos EEUU unos
dementes padres, con ayuda del resto de su muy devota congregación, fueron
capaces de agredir
y torturar durante horas a sus dos hijos adolescentes, de tal manera que
uno de ellos tuvo que ser hospitalizado mientras que el mayor tuvo peor suerte
ya que falleció a causa de los múltiples golpes y fracturas producidos durante
una "sesión de asesoramiento", realizada en el
recinto de la iglesia, con la esperanza de que los hermanos confesaran sus "pecados" y a la que fueron obligados a
asistir otros hermanos de los torturados y otros niños de la congregación,
imagino que para que aprendieran en vivo y en directo esas sagradas palabras
cristianas sobre el amor, el perdón y el arrepentimiento.
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