Pues sí, como lo oyen. Los cientos de miles de afganos, iraquíes, sirios y demás refugiados no emigran de sus respectivos países huyendo de la miseria, la persecución, de la guerra o del genocidio que les persigue, sino que se trasladan a esta muy cristiana Europa con otras oscuras y aviesas intenciones.
Parece ser que esos pobres desesperados que abandonan África o Asia, caminando miles de kilómetros a pie, cayendo en manos de mafias que les explotan, les roban y les violan y dejándose muchos de ellos la vida por el camino vienen a Occidente a cumplir siniestros planes, ya que son un Caballo de Troya para introducir muy seguramente en la sacrosanta y piadosa Europa la religión de Mahoma y así poder convertir este continente en tierra de infieles.
¿Y quién es la preclara mente que ha descubierto esa confabulación mahometana? Pues como no podía ser de otra manera el siempre particular y filofascista arzobispo de Valencia, uno de los más medievales entre los medievales obispos de la oscurantista y nazionalcatólica curia española.
Así que ya lo saben, si por casualidad se encuentran con un refugiado sirio con un par de hijos durmiendo en la calle ni se les ocurra darles una limosna o prestarles cualquier tipo de ayuda, ya que no la necesitan y en realidad han venido a España a destruir a la muy cristiana Europa.
¿Y quién es la preclara mente que ha descubierto esa confabulación mahometana? Pues como no podía ser de otra manera el siempre particular y filofascista arzobispo de Valencia, uno de los más medievales entre los medievales obispos de la oscurantista y nazionalcatólica curia española.
Así que ya lo saben, si por casualidad se encuentran con un refugiado sirio con un par de hijos durmiendo en la calle ni se les ocurra darles una limosna o prestarles cualquier tipo de ayuda, ya que no la necesitan y en realidad han venido a España a destruir a la muy cristiana Europa.
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