Uno de los grandes éxitos del actual mundo neoliberal es que
ha conseguido que miembros de los colectivos sociales más discriminados y
depauperados históricamente asuman la verdad única y se conviertan, como si de
un milagro se tratara, en los defensores más acérrimos del pervertido status quo actual.
Y el doctor Ben Carson es el máximo exponente de esta
particular manipulación. Imaginen un afroamericano que acaba siendo jefe de
neurocirugía en los mejores hospitales estadounidenses. Se podría pensar que esta persona fuera un
ejemplo de racionalismo, democracia y sensibilidad social. Pues muy
desgraciadamente se equivocan.
Pongan a un miembro de una minoría sojuzgada, perseguida,
humillada y esclavizada (al menos durante varios siglos) en una situación de
éxito profesional en los EEUU y conseguirán a un Ben Carson, un individuo
tan profundamente religioso que al ser un fundamentalista protestante (de esos
que en el mundo occidental ya sólo quedan, por suerte, en los muy particulares
EEUU de Norteamérica) piensa (olvidando toda su formación y experiencia
científica) que la Tierra es el particular juguete de un diosecillo egocéntrico
y egomaníaco, líder de una insignificante tribu de pastores de cabras analfabetos a más no
poder. Y por supuesto este
"científico" considera que el Big Bang es un simple cuento (no
como las demencias a las que reza cada domingo en su iglesia de deficientes
mentales) y que el evolucionismo es pura y simplemente "el trabajo del
demonio".
Pero si no tienen bastante, resulta que nuestro ínclito
profesional de éxito es además candidato presidencial por el incalificable
Partido Republicano estadounidense sí, ese mismo que considera a los negros
como una panda de drogadictos, vagos,
maleantes y casi deficientes mentales.
Y ya para rizar el rizo, nuestro Sr. Carson es además un
racista de tomo y lomo que
considera que un musulmán no puede ser presidente de los EEUU porque no
"sería constitucional" mientras por supuesto acepta que otro
alucinado como por ejemplo Bush hijo, que por supuesto no creía en Alá sino en Iahvé,
fue uno de los mejores presidentes estadounidense y que estaba perfectamente
capacitado para dirigir a una nación que puede destruir atómicamente a toda la
humanidad.
Así que, en resumen, sólo los EEUU pueden producir esa explosiva
mezcla de prepotencia, ignorancia y racismo tan característicamente norteamericana,
desgraciadamente hasta en miembros de las más discriminadas minorías.
Es asustador a lo que puede llegar el virus de la religión. Llega a robar el sentido lógico del cerebro humano al punto de desordenarlo tornándolo un zombi. Isaac Newton creía en un dios, pero lo que descubrió fue gracias al pensamiento científico y no a la religión. E Einstein se cansó de decir que no creía en dios. Son unos energúmenos que ven lo que se les antoja. Es delirante. Sería gracioso se no fuese una desgracia. Qué pena, más un científico retardado en las hora de ocio.
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