Desde siempre los más dementemente irracionales y fanáticos cristianos
han atribuido a la música rock el papel de ser un instrumento en manos del
Maligno, pero ahora parece ser que el siempre imaginativo Señor de las
Tinieblas se ha modernizado y ha cambiado sus gustos por estilos musicales más
actuales.
Así su
Satánica Majestad ha debido de darse cuenta que con el rock ha alcanzado techo,
que ha conseguido el alma de esos millones de cincuentones (y más allá) que
somos adeptos a grupos como Iron Maiden, Kiss, The Rolling Stones, AC/DC o Black
Sabbath por poner unos ejemplos aunque la lista de servidores del Diablo en
este género musical es interminable y ¿qué ha hecho? Pues como reza el dicho
que "cuando el diablo no tiene nada que hacer mata moscas con el
rabo" y si Satanás tiene una virtud es la de ser muy trabajador y
constante en la búsqueda de nuevas formas de conseguir las siempre ansiadas
almas de esos monos sin pelo que poblamos este recóndito planeta; por cierto, ¿hay
alguien que haya llegado al cielo aparte de Franco, Pinochet y el resto de
genocidas fascistas?. Y pensando y pensando en su trono del inframundo ha
llegado a la conclusión que si ahora ya
no atrae a los siempre cándidos humanos con potentes sonidos de guitarra, cuero
y melenas al viento pues lo mismo es necesario un cambio de estrategia.
Así el
Diablo ha fichado, a lo grande que ese es su estilo, a algunas de las cantantes
del mundo pop más famosas como Beyoncé, Lady Gaga, Miley Cirus o Katy Perry
junto con la incombustible aunque ya talludita Madonna (pero que sigue teniendo
sus incondicionales) para atraer, con insulsas canciones pero interpretadas por
sexys cantantes ¡Hay la vieja estrategia
carnal nunca falla! (por cierto si la zarza ardiente no quería que
disfrutáramos tanto con el sexo bien podría habernos creado sin tan placenteros
órganos como a los ángeles) a sus infernales posesiones a esa juventud hedonista
siempre ávida de nuevas experiencias.
Aunque por supuesto, puestos a elegir yo me quedo con el
inigualable "The number of the beast" de los geniales Iron Maiden,
canción con la entregué mi inexistente alma al Maligno (menudo chasco que se va
a llevar el pobre) a cambio de inolvidables momentos de placer musical.
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