Que las creencias anulan la capacidad de raciocinio más elemental está fuera de toda duda, pero cuando los creyentes se obcecan hasta la muerte (propia y de sus hijos) por mantenerse fieles a las disparatadas locuras emanadas de la febril inventiva de unos pobres alucinados, que más que dirigir a otros seres humanos bien podrían haber sido pacientes psiquiátricos necesitados de fuerte medicación, sobrepasa cualquier límite de comprensión humana.
Y el ejemplo paradigmático de esta suicida sumisión intelectual son los Testigos de Jehová con su tristemente famosa negación a recibir transfusiones de sangre. Cientos de ellos han muerto por esta absurda interpretación pero el caso actual es todavía más sangrante si cabe.
Una embarazada australiana de 7 meses adepta a esta demente religión y necesitada de una transfusión sanguínea fue capaz de dejarse morir ella misma y arrastrar a la muerte a su nonato descendiente antes que incumplir esa "sagrada" prohibición de recibir sangre ajena, interdicción que casualmente sólo está en activo desde 1945, ya que por lo que se ve los fieles anteriores a esa fecha no se habían enterado por su dios (es lo que tiene comunicarse en arameo) o no habían leído adecuadamente la Biblia y por tanto imagino que vivieron y murieron en horrendo pecado mortal por incumplir este por lo que se ve incuestionable dogma. Misterios insondables de la estupidez religiosa.
Quizás lo único positivo de todo este terriblemente trágico asunto es que como dice el refrán "muerto el perro se acabo la rabia" y el suicidio de esta pobre ignorante impedirá en parte la perpetuación de esta locura religiosa en sus pobres e inocentes hijos, pero que con gran probabilidad hubieran heredado el suicida adoctrinamiento materno.
Y después de esto ¿alguien puede dudar de la incapacidad mental de los verdaderos creyentes? ¿cuándo la psiquiatría empezará a tratar profesionalmente a estos pobres desgraciados?
Una embarazada australiana de 7 meses adepta a esta demente religión y necesitada de una transfusión sanguínea fue capaz de dejarse morir ella misma y arrastrar a la muerte a su nonato descendiente antes que incumplir esa "sagrada" prohibición de recibir sangre ajena, interdicción que casualmente sólo está en activo desde 1945, ya que por lo que se ve los fieles anteriores a esa fecha no se habían enterado por su dios (es lo que tiene comunicarse en arameo) o no habían leído adecuadamente la Biblia y por tanto imagino que vivieron y murieron en horrendo pecado mortal por incumplir este por lo que se ve incuestionable dogma. Misterios insondables de la estupidez religiosa.
Quizás lo único positivo de todo este terriblemente trágico asunto es que como dice el refrán "muerto el perro se acabo la rabia" y el suicidio de esta pobre ignorante impedirá en parte la perpetuación de esta locura religiosa en sus pobres e inocentes hijos, pero que con gran probabilidad hubieran heredado el suicida adoctrinamiento materno.
Y después de esto ¿alguien puede dudar de la incapacidad mental de los verdaderos creyentes? ¿cuándo la psiquiatría empezará a tratar profesionalmente a estos pobres desgraciados?
No entiendo. Obviamente ella prefería morir antes de permitir que le diesen una transfusión, pero con 7 meses de embarazo ¿no podían realizarle una cesárea y extraer al feto? (infinidad de sietemesinos han sobrevivido casi sin dificultades; la operaciòn no habría mejorado la salud de la madre pero ella ELIGIÓ morir) ¿O tambièn se lo prohibía la religión?
ResponderEliminarIris
ResponderEliminarLos médicos se negaron a hacer la cesarea sin transfusión porque sabían que entonces sería como matar a la madre. Parece ser que no es lo mismo desde el punto de vista legal respetar los deseos de la madre de morir que provocar intencionadamente la muerte de la misma.
entiendo, no lo había visto de ese modo, pero sí, en ese caso estarían tomando parte activa en su muerte, y no solo presenciando su suicidio...
EliminarMis padres fueron captados por los Testigos de Jehová cuando yo tenía unos diez años, a los 24 abandoné, con cierto desasosiego, esta religión. Ahora tengo 64 años y desde hace muchos años, afortunadamente, soy ateo, esa desazón y dudas iniciales desaparecieron por completo, estoy feliz con mi ateísmo. Mi madre murió en 2010 por rechazar una transfusión de sangre, que la hubiese salvado, otro de los muchos suicidios a los cuales aludes. Te felicito por tu estupendo blog. y por la encomiable labor de iluminar nuestras mentes.
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