Aunque pueda parecer increíble, a estas alturas nadie puede
sorprenderse por el continuado apoyo oficial español y la exaltación de los
peores criminales de guerra que ha dado la humanidad.
Porque ¿qué más se puede decir (además de sentir asco y pena)
por vivir en un país con un podrido sistema político que consiente y colabora
con la más burda propaganda fascista?
Y el último caso es de hace tan sólo unos días. El cónsul
español en San Petersburgo, hijo de uno de los criminales miembros de la
División Azul, homenajea vergonzante y criminalmente a esos asesinos que fueron
partícipes de la muerte de más de 50 millones de personas y que arrasaron medio
mundo llevando la locura genocida a cotas nunca alcanzadas y que espero que no
vuelvan a repetirse.
Y como siempre la misma pregunta ¿alguien tomará cartas en este asunto para
que este impresentable pierda su condición de funcionario público y sea
expulsado con descrédito de una labor que debe ser todo lo contrario a lo que
representa este sinvergüenza?
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