Por una vez y sin que sirva de precedente estoy de acuerdo
con la santa iglesia nazionalcatólica
española.
El
Obispado de Cuenca se niega a retirar la simbología franquista de la catedral
ante las insistentes peticiones de diversos colectivos sociales de la ciudad.
Y como digo estoy firmemente en contra de que se eliminen las pruebas de la
colaboración católica en el genocidio fascista que comenzó con el golpe de
estado franquista, continúo durante 3 cruentos años de guerra civil y la
terrible dictadura militar que dieron como resultado cientos de miles de
asesinados, millones de exiliados, encarcelados y muertos.
Las pruebas de la barbarie nazionacatólica deberían quedar
en las iglesias como muestra del oprobio de una curia manchada con la sangre y
el sufrimiento de millones de víctimas inocentes.
Otra cosa es que se eliminen de los espacios públicos:
calles, avenidas, edificios gubernamentales, colegios, hospitales y demás
recintos de convivencia toda alusión y exaltación de lo que únicamente fue la
continuación del genocidio que asoló Europa durante el siglo XX.
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