Aunque vivamos en el siglo XXI, existen países anclados
todavía en el Medievo más oscuro y represor, en donde se persigue hasta la muerte la blasfemia.
Así en Pakistán han
condenado a ¡26 años de cárcel! a un actriz por bailar
"ofensivamente" una canción que habla sobre la hija de Mahoma. Y si
esto puede parecer una locura, el caso de Mauritania es todavía peor, ya que
allí no se andan con chiquitas y un
periodista acusado de blasfemia acaba de ser sentenciado a ¡la pena capital!
por ofender al Islam.
Y por supuesto hay que respetar las creencias religiosas.
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