Pues sí, esta mañana me he levantado imaginativo y me ha
parecido una muy buena idea dar a conocer la
magnífica estatua del Ángel Caído de Ricardo Bellver que se encuentra ubicada
en el madrileño parque del Retiro
¿Y qué mejor manera que hacer una réplica gigantesca de la
misma y ubicarla en un sitio bien visible para dar la mayor publicidad a mi
hercúlea tarea? Esta decisión además ayudará a reivindicar la figura siempre
polémica de Satán, el eterno libertario, el luchador infatigable contra la
dictadura perpetua de la zarza ardiente, ese diosecillo egomaníaco y criminal
que asolaba pueblos, ciudades y etnias por un simple motivo de celos. Y por
supuesto, lo haré en cuanto disponga de los fondos necesarios (por favor envíen
sus donativos a mi número de cuenta personal para hacer más fácil la gestión) y
sin pedir permiso alguno a las autoridades pertinentes (ni a las del parque
natural, ni a las del municipio o la comunidad autónoma donde se ubica el
emblemático volcán, ni por supuesto al ministerio de medio ambiente o a
cualquier otro ministerio que diga que tiene competencia sobre el asunto, ¡asco
de burocracia!) porque estoy ejerciendo mi libertad religiosa, sagrado derecho
inviolable que está siempre por encima de cualquier otra consideración pública
o privada.
¿Qué les parece absurdo y sobre todo abusivo que yo, un
ciudadano corriente me erija en administrador de terrenos públicos, en este
caso un parque natural y que con mi cuestionable decisión personal altere un
paisaje prístino, que pertenece a todos los españoles (y de paso a todos los
habitantes del planeta), lugar que debería ser conservado lo más inalterable
posible puesto que muy desgraciadamente cada vez quedan menos entornos vírgenes
dentro de este mundo de asfalto y cemento? Pues se fastidian y punto, que como
ya les he explicado a sus cortas mentes ateas los privilegios religiosos están
para algo: para imponerse a los demás independientemente de la racionalidad y
de herejes ideas democráticas sobre impíos derechos igualitarios, hijos
perversos de la anticristiana cópula entre la impía Ilustración y la demoniaca Revolución
Francesa.
Pues esto que les puede parecer irreal y del todo absurdo es
lo que están haciendo los dementes católicos sin oposición alguna en plena
sierra madrileña, único lugar virgen de la Comunidad Autónoma de Madrid y
parque natural protegido por diversas leyes autonómicas y estatales. Ellos, en
su beata demencia consideran que este mundo impío y herético necesita de un
recordatorio cristiano y para ello que mejor que erigir
¡1.300 (sí han leído, bien mil trescientas)
cruces de 4 metros de altura cada una! en todas y cada una de las cimas, veredas,
cerros y caminos del único pulmón vegetal que nos queda a los 6 millones de madrileños,
para que así cuando cualquier vecino pasee tranquilo por sus senderos en busca
de un poco de paz, tenga siempre bien a la vista una cristiana cruz que le
recuerde que este país seguirá eternamente sumiso bajo el yugo intemporal de la
alucinación de un pobre nazareno analfabeto, parado perpetuo sin oficio ni
beneficio alguno conocido, sospechosamente célibe aunque siempre rodeado de
toda una corte de discípulos también solteros, que se creía el resultado de
unas relaciones sexuales zoofílicas totalmente imposibles tanto desde el punto
de vista anatómico como genético y que en su ignorante locura predijo un
Apocalipsis inminente que sus patéticos seguidores llevan más de 20 siglos
esperando.
“Porque no toda la juventud ha perdido los valores, caminemos con la Virgen María para pedirle que llene los corazones de todos”
ResponderEliminar¿La dicha virgen María es un ejemplo de moral? ¿Ya no basta haber hecho una religión basada en un hijo bastardo, una mentirosa y un cornudo y ahora tenemos que escuchar una alucinación de esas? Literalmente Madrid crucificada.
Jua jua que buen artículo. Me parece increíble pero factible en un país donde los representantes del pueblo colocan medallas al merito a figurillas de madera no es de extrañar. Bueno es denunciarlo.
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