Por si a algún incauto le quedaba alguna duda de cómo va a
desarrollarse esta nueva etapa de la muy medieval y cristiana monarquía
española les presento las prioridades más recientes.
El supuestamente preparadísimo monarca español, individuo
que ha recibido la mejor educación privada posible en este país, del que dicen
que conoce de primera mano la realidad española y que muestra una gran
inteligencia ha tomado sus primeras decisiones. Pero no se crean que éstas
están relacionadas con los graves problemas que aquejan a la nación: paro,
destrucción de la sanidad y la educación públicas, acoso y represión de la
ciudadanía en todas sus variantes, hechos que hacen de la famosa y sacrosanta
Constitución que ha jurado cumplir y defender un trozo de papel con menos valor
que el que usamos en el W.C. para asear nuestras partes pudendas. ¡No señor! nuestro Borbón
está, como no podía ser de otra manera, por encima de estos sucios asunto
materiales y fiel a la cateta, ignorante y supersticiosa historia de su desgraciadamente
larga estirpe de endogámicos meapilas ha decidido en su real voluntad dedicarse a
los asuntos verdaderamente importantes, los que atañen al espíritu, pero eso sí bajo la siempre indispensable guía de la santa madre iglesia.
Así
va a recibir la sagrada comunión, en misa privada acompañado de su mujer previamente casada
por lo civil y luego divorciada para casarse luego de blanco, con carita
de no haber roto un plato en su vida y con mantilla en la catedral de la Almudena,
su padre adúltero reincidente y ejemplo magno del chanchullo financiero y su
madre chaquetera del cristianismo (ya que nació ortodoxa pero que a la vista de
una corona sufrió una conversión tán rápida que ni Paulo de Saulo), de manos del
filofascista y trabucario obispo de Madrid Rouco Varela, azote de herejes, madres
solteras, ateos, divorciados, lesbianas, rojos de toda pelambre, endemoniados, abortistas, homosexuales
y perroflautas varios. Menuda imagen la de estos cinco personajes de vodevil que
representan lo peor, lo más hipócrita y más casposo de esa nuestra España de
comedia negra, dignos intérpretes de una película de Berlanga.
Además no contentos con esta anacrónica estampa, pues
nuestro egregio monarca acudirá raudo al Vaticano, en su primera visita oficial
como testa coronada, a rendir abobada pleitesía al soberano teocrático por
excelencia, el sotanado vestido de blanco que predica la pobreza y la humildad
mientras es dueño y señor de la mayor y más incuantificable fortuna del mundo,
encubridor de pederastas y amigo de fascistas genocidas porteños.
En resumen, a estrechar lazos entre una monarquía y una iglesia
que llevan unidas indisolublemente tantos siglos, que no por casualidad
ambas instituciones medievales llevan parasitando a la ciudadanía desde tiempos
inmemoriales.
Cosas no? Escuché el discurso completo de flamante rey Felipe VI; y me pareció un señor que leía sin estar al tanto de ello. Un sin número de equívocos, inflexiones que no se condicen con la orientación de las ideas que se expresaba. Un joven bien educado de secundaria, sin dudas, habría leído mejor ese discurso retórico lleno de vaguedades y una apología a un sistema que solo ellos (la monarquía) creen, sostiene la institucionalidad española. Si bien es cierto que no hubo intervención religiosa y ni siquiera se nombró algún concepto de origen religioso; pero después, corre a besar el anillo del mentado Varela. El comentario esbozado dice todo o casi todo que no vale redundar; pero me quedo con la gran duda: que un "gobernante" recién asumido, pueda gobernar con autonomía de conciencia, cuando no está convencido siquiera, de lo que leyó en su discurso. Saludos a la página.
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