Aunque en el increíble mundo de la religión ya nada debería
sorprendernos, algunos comportamientos de ciertos incalificables individuos pueden
llegar a reunir tales cotas de sumisión, humillación y alineación casi
imposibles de superar.
Así un
soldado varón del ejército británico (que se acababa de convertir en mujer
transexual) ha decidido abrazar el Islam ¡Increíble! Si ya es difícil
entender como un ciudadano varón del mundo civilizado puede convertirse al Islam, una
religión anclada en la más profunda, antidemocrática e intransigente Edad Media,
en donde no hay resquicio alguno para los derechos humanos más básicos o para
la más mínima libertad de conciencia, ya que en cuanto alguien se aparta de la férrea
doctrina inventada por un pastor de cabras pederasta aparece un barbudo ayatola
o imán emitiendo un fatwa, la cual faculta y ordena a cualquier verdadero
creyente en Alá el acoso, la persecución y muchas veces el asesinato del impío
que ha tenido la osadía de pensar con un criterio propio, imaginemos que además
ese ciudadano decide libremente unirse al adocenado rebaño musulmán en forma de
mujer, para así aumentar el dominio y la opresión islámica con toda la larga
lista de limitaciones, humillaciones y discriminaciones que debe soportar la
mujer en el mundo musulmán. Ya sólo falta que a cambio de dos docenas de cabras
como dote, nuestr@ protagonist@ se convierta en la tercera o cuarta esposa de
un viejo y desdentado pastor de cabras talibán de los desiertos afganos para
que su dicha sea completa, aunque lo mismo en cuanto su esposo descubra su
peculiar sexualidad acaba lapidada por una congregación de verdaderos
creyentes musulmanes un viernes a la salida del rezo en una mezquita de esas
inhóspitas tierras.
Les dejo con una reciente fotografía de esta peculiar creyente.
Haaaaaaaaaaa......... menudo trastorno. este tipo o tipa se quedó pillao leyendo las aventuras de su famoso compatriota lawrence de Arabia y ahora es lo no va más entre los o las masoquistas......le "hechó" huevos hahahaaaaaaa....
ResponderEliminarBuenooo, es fascinante.
ResponderEliminarEn cualquier caso, y aunque esa sea la viga en el ojo ajeno, se me ocurre una 'pajita' en el propio (sí, ya sé que suele decirse al revés): la interfecta parece una de nuestras occidentales monjas. Al fin y al cabo es el atuendo de las sometidas mujeres de la Edad Media, cristianas o musulmanas, tanto da.
A ver si ahora no se le va a poder criticar su transexualidad y sí su religión;vive y deja vivir,que haga lo que quiera con su vida.
ResponderEliminaren este caso, la línea entre el fanatismo y la razón no se transgrede, se difumina...
ResponderEliminarDe todas maneras,aunque el/ella/lo que sea puede hacer lo que quiera con su vida,no os habéis planteado que a lo mejor es suicida y quiere morir lapidado/ada/lo que sea.
ResponderEliminarQuien sabe...