Uno de los mayores errores actuales dentro de la medicina
alternativa es la creencia popular de que los llamados "remedios naturales"
a base de plantas son siempre beneficiosos y que nunca tienen ningún efecto
secundario dañino.
Lo primero que hay que destacar en este complejo mundo de
las medicinas alternativas es que la presunción de todos aquellos amantes de
las tradiciones milenarias (sobre todo cuanto más lejanas mejor) que se dejan
engañar por el exotismo de los "remedios naturales" con el argumento
de que si los chinos, los indios o los habitantes de Nueva Guinea Papúa llevan
consumiendo siglos tal o cual planta para curar una determinada enfermedad eso
es una prueba irrefutable de que el remedio en cuestión funciona verdaderamente,
es muchas si no todas las veces errónea. Sólo hay que acudir a la farmacopea
oriental con un mínimo sentido crítico y racionalista para entender que por
muchos siglos que se lleven usando los huesos de tigre o el polvo
de cuerno de rinoceronte (que es básicamente queratina, una proteína muy abundante
en nuestra piel y el principal componente de nuestro pelo y nuestras uñas) no
pueden curar a la vez el cáncer, aliviar los problemas hepáticos y la fiebre
además de ser un afrodisiaco y un potenciador de la masculinidad. Así que
desgraciadamente la única propiedad de estas sustancias suele ser que provocan
el exterminio de los pobres animales que tienen la desdicha de convertirse en
el centro de atención de estos chamanes anclados en la prehistoria médica de
nuestra especie.
Pues bien, además
es que estos remedios que como no han sido probados en ensayos científicos suelen ser habitualmente ineficaces aunque inócuos, algunas veces sin embargo son peligrosamente tóxicos. Y este es el
caso de la Aristolochia, una familia
de plantas presentes en casi todo el mundo y que desde hace milenios va a
asociada a remedios naturales de la medicina tradicional tanto de occidente
(los griegos la usaron profusamente en la antigüedad) como de oriente. Tan extendido
está su uso en China que a finales del siglo pasado hasta un tercio de los taiwaneses
consumían habitualmente preparados con esta planta bajo prescripción médica de
los "profesionales" de la medicina tradicional china. Esta planta
parece la panacea universal ya que cura prácticamente de todo: reumatismos
varios, facilita el adelgazamiento, alivia los síntomas menstruales o sirve para
facilitar el parto ya que su flor tiene una forma que se asemeja al útero
humano. Como ven una prueba evidente de la absurda lógica de los "rigurosos"
principios científicos con los que estos curanderos de hoy en día organizan y
eligen los tratamientos.
Pues bien, desde principios de la década de 1990 se conoce la toxicidad de estos remedios ya que diversas mujeres
belgas que tomaban preparados de aristocholia para
adelgazar desarrollaron una insuficiencia
renal severa que las llevó a necesitar atención hospitalaria y diálisis. Este
y otros casos de posteriores llevaron a la FDA norteamericana en 2001 a pedir la interrupción de todos
estos tratamientos basados en esta planta ya que la Agencia Internacional para la
Investigación sobre el Cáncer ha clasificado los compuestos a base de hierbas derivados de
aristocholia como carcinógenos del
Grupo 1, lo que significa
que hay suficiente evidencia de que causa cáncer en seres humanos más o menos al mismo
nivel que fumar tabaco.
Dos recientísimos estudios [1 y 2] han encontrado que remedios basados en estas plantas provocan además cánceres en el aparato urogenital. Y todo ello sigue siendo de importante actualidad ya que como indican los autores de estos estudios, a pesar de todas las advertencias y prohibiciones emitidas desde hace más de una década, los remedios a base de aristocholia continuan siendo utilizados a día de hoy por muchos practicantes de la medicina tradicional china y además puede conseguirse fácilmente a través de Internet. Este el problema de la superstición y de las pseudomedicinas, que son inmunes a las pruebas. Así que únicamente cabe esperar el diagnóstico de más casos de cáncer en desprevenidos individuos que incautamente caigan en manos de "profesionales" de la medicina tradicional china, que aunque pueden vender por internet sus "remedios naturales" son incapaces de conectarse al Pubmed para informarse de lo dañino que son sus terapias.
Dos recientísimos estudios [1 y 2] han encontrado que remedios basados en estas plantas provocan además cánceres en el aparato urogenital. Y todo ello sigue siendo de importante actualidad ya que como indican los autores de estos estudios, a pesar de todas las advertencias y prohibiciones emitidas desde hace más de una década, los remedios a base de aristocholia continuan siendo utilizados a día de hoy por muchos practicantes de la medicina tradicional china y además puede conseguirse fácilmente a través de Internet. Este el problema de la superstición y de las pseudomedicinas, que son inmunes a las pruebas. Así que únicamente cabe esperar el diagnóstico de más casos de cáncer en desprevenidos individuos que incautamente caigan en manos de "profesionales" de la medicina tradicional china, que aunque pueden vender por internet sus "remedios naturales" son incapaces de conectarse al Pubmed para informarse de lo dañino que son sus terapias.
P.D.
Por cierto, los extractos de aristocholia se utilizan también en la
pseudomedicina homeopática. Aunque en este caso como en realidad las
pastillas homeopáticas están vacías (ya que únicamente contienen excipientes) pues
los adeptos a la religión homeopática pueden estar tranquilos que ellos no van
a desarrollar cáncer alguno a
no ser que la empresa que fabrique las pildoritas mágicas se equivoque con las
diluciones.
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