En una entrada de La
ciencia y sus demonios (al que me unido muy recientemente como autor) que
versaba sobre la homeopatía, un lector hizo notar la incongruencia de que
en un blog de ciencia aparecieran anuncios de pseudomedicinas u horóscopos. Uno
de los responsables del blog respondió que desgraciadamente desde el blog no se
podía controlar la publicidad que se insertaba y que el permitir esa práctica
comercial ayudaba a pagar el alojamiento del blog en su ubicación habitual.
Pensando sobre el tema, y aunque yo siempre he sido partidario de no incluir
publicidad para evitar el riesgo de hacer proselitismo desde mi blog de la
superstición que combato en todas y cada una de las entradas, al final
introduje una reflexión en el apartado de comentarios que voy a desarrollar a
continuación.
Generalmente, un blog crítico hacia las supersticiones en
cualquiera de sus variantes (religión, astrología, pseudomedicinas,
conspiraciones, etc) es visitado por personas bastante racionales y poco dadas
a caer en el engaño simple que significa pagar por productos milagro, por
cursos de "filosofías espirituales" o por su horóscopo vía web por
poner algunos ejemplos del tipo de anuncios que parecen en los mencionados banners.
Por tanto el que una persona de este tipo y desde una web racionalista cliquee
en estos anuncios de supersticiones y pseudomedicinas tiene una doble ventaja
económica. La primera sería que la web ingresaría unos pocos céntimos con cada
click, y al final del año ese dinero puede invertirse en mejorar la calidad de
la misma (mejor alojamiento web, más visibilidad, etc). Y la segunda razón (que
me gusta todavía más) es que al final quien paga por esa publicidad inútil es
alguno de los miles de timadores de las pseudomedicinas, curanderos, místicos y
sanadores varios. Justicia poética o como dice viejo refrán castellano “quien
roba a un ladrón, tiene cien años de perdón”.
Así que a partir de ahora, introduciré publicidad en este
blog y haré click en estos anuncios de superstición cuando visite otras webs
para contribuir a esta estrategia. Y además he decidido solicitar todo tipo de
información por correo postal ordinario de cualquier superstición: boletines
sobre homeopatía, revista de los Testigos de Jehová, etc para que así gasten su
dinero en enviar información vana, pues no me van a convencer y que después de
romper el papel en pequeños trozos los depositaré en el correspondiente contenedor de reciclaje.
Y finalmente animo a quien quiera a seguir este ejemplo,
porque si varios miles o decenas de miles de racionalistas realizamos
esta estrategia provocaríamos el incremento en los gastos de estos falsarios
engañabobos, y a lo mejor sus tentáculos llegan a menos personas influenciables y
evitamos que alguien susceptible caiga en sus engañosas redes.
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