El cristianismo en general y las supuestas enseñanzas del
nazareno son una especie de agujero negro en donde en la práctica caben todas
las interpretaciones posibles, y donde también casi cualquier comportamiento puede
ser refrendado a la luz de una lectura lo suficientemente sesgada e interesada
de las hipotéticas verdades reveladas por la biblia. Así sólo hay que
seleccionar e interpretar adecuadamente algunos pasajes (olvidándose interesadamente
de otros) para que puntos de vista diametralmente opuestos encajen a la
perfección dentro de las pretendidamente inamovibles verdades cristianas
rebeladas por el dios judaico.
En este contexto un reciente artículo
realizado por investigadores de la Universidad de Stanford publicado por la
prestigiosa revista PNAS, órgano oficial de
la Academia de Ciencias de EEUU, ayuda
a entender este flexible y acomodaticio comportamiento. En el estudio se
analizaron las grandes diferencias de creencias existentes entre cristianos
estadounidenses denominados “liberales” frente a los llamados “conservadores”.
Es decir entre lo que libremente podríamos traducir como cristianos votantes más
moderados del partido demócrata frente a cristianos del ala fundamentalista del
partido republicano. Los primeros deben reconciliar su propia visión moderada
de la sociedad, por ejemplo en asuntos como el derecho al aborto y los derechos
de los homosexuales con las enseñanzas cristianas más restrictivas basadas en
el antiguo testamento y que se encuentran mayoritariamente presentes tanto en
púlpitos como en las declaraciones de los portavoces religiosos de las innumerables
variantes cristianas presentes en el país. Por el contrario los llamados “conservadores”
deben reconciliar las exhortaciones al altruismo, a la colaboración y a la
igualdad entre todos los humanos presentes en diversos pasajes del nuevo
testamento con la deriva reaccionaria de la nueva derecha religiosa republicana
en donde las ayudas sociales son sospechosamente comunistas, la persecución de
los inmigrantes y sus familias objetivo prioritario y las políticas de abandono
de los más desfavorecidos, a los que además se culpabiliza de su mala y “justa”
situación, forman parte de un núcleo duro (desprovisto de toda supuesta piadosa compasión)
que se repite incesantemente en iglesias y en los medios de comunicación autodenominados
“cristianos” como si de una nueva cruzada religiosa se tratase.
Pues bien, este estudio ha identificado que ambos tipos de creyentes
han ajustado sus respectivas percepciones de lo que es y significa el
cristianismo de tal forma que hacen coincidir sus posiciones políticas actuales
(y no las de los demás) como si estuvieran dictadas directamente por el
Jesucristo bíblico renacido. Así ambos grupos difirieron en la visión general
de cómo era Jesús. También asignaron una noción radicalmente diferente de lo
que significa el cristianismo, pues mientras los liberales supusieron que la
hermandad y la compasión son los ejes básicos de su religión, los conservadores
por el contrario indicaron como el elemento fundamental de las enseñanzas del
nazareno la estricta moral convencional. Y para finalizar idealizaron al
profeta judío adjudicándole siempre posiciones más extremas que las suyas
propias. Así en estas sesgadas visiones, Jesús sería mucho más compasivo que lo
que se consideran los propios cristianos liberales y en cambio los cristianos
conservadores imaginan que el nazareno sería moralmente mucho más estricto que ellos
mismos.
En resumen, un cristianismo personalizado a la carta
y justificador de cualquier posición política o social del creyente.
Es algo que comento con frecuencia cuando veo estos temas políticos mezclarse con la religión cristiana, que bueno que alguien halla estudiado a profundidad este hecho.
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