A
una joven con un futuro prometedor en un gran banco norteamericano se le
diagnostica un agresivo cáncer cerebral y aunque es tratada con radio y quimioterapia,
la enfermedad se desarrolla rápidamente dejándola postrada en un cama y prácticamente
paralizada. La joven, a la vista de la progresión de la enfermedad, solicita
al equipo médico que se la desconecte de los aparatos que la mantienen con
vida puesto que no existe tratamiento alguno. Hasta aquí un simple caso de
derecho a una muerte digna sin tener que prologar una terrible agonía, ya que
los médicos certificaron que la enferma se encontraba en plena posesión de sus
facultades mentales. Pero el problema viene con los padres de la enferma,
originarios de Corea (en donde la paternidad tiene todavía un fuerte
ascendiente moral) y miembros de la Iglesia misionera de Antioquía,
una de las miles de variantes protestantes con un fuerte contenido mesiánico. Para
estos iluminados, lo que desea su hija es un pecaminoso acto de suicidio al que
había que poner coto. Así que ni cortos ni perezosos tomaron dos decisiones. La
primera negarse a que lleve a término la desconexión, por lo que iniciaron una
batalla judicial contra su agonizante hija. Y en segundo lugar, con el apoyo de
otros miembros de su congregación decidieron que el señor en su infinita y
terrible sabiduría tenía un plan para la pobre enferma, por lo que empezaron a
rezar por su curación tal y como demuestra la siguiente fotografía
Porque
a pesar de lo explícitamente que lo expresó uno de los doctores: "La
cuestión no es si la paciente va a morir, sino cómo va a morir", es decir
tranquilamente y ayudada por profesionales o entre terribles angustias mientras
siente como su cuerpo y su cerebro se va degradando, los fanáticos padres
ansiaban y esperaban una curación milagrosa, que en realidad únicamente está
provocando más dolor emocional innecesario en la sufriente joven, la cual ahora
necesita de todo el apoyo y comprensión de sus familiares. En resumen, la sed
de sufrimiento y dolor del insatisfecho y egomaníaco diosecillo judeocristiano nunca
es suficiente, pero eso sí dios es amor.
Y
aunque la justicia divina es siempre terrible e inclemente, menos mal que a
veces la terrenal cumple su función. Los abogados de la joven agonizante han
conseguido que un juez dictamine que prevalece
el derecho de la enferma a morir dignamente sobre las cerriles creencias
paternas y si estos iluminados no recurren, los doctores podrán desconectar
a la protagonista de esta terrible noticia. Descanse en paz.
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