Mucho se ha hablado sobre las supuestas ventajas de la
religión, pero en la práctica existen muy pocos estudios serios que intenten
resolver esta candente cuestión. Por eso el trabajo
recientemente publicado en la prestigiosa revista científica PNAS, órgano oficial de la Academia de Ciencias de EEUU es una buena
noticia. Los investigadores partieron de la base que la mayoría de las
religiones tienen un complejo código para regular el comportamiento sexual. Y
por supuesto esta regulación no es para nada igualitaria o paritaria entre los
dos sexos. Así todas las religiones muestras una preferencia casi obsesiva por
controlar la sexualidad femenina. Por ello los autores del estudio propusieron
que esa concordancia entre culturas muy alejadas tanto en el tiempo como en el
espacio no podía ser casual sino que probablemente era debida a una necesidad
subyacente de las diversas sociedades o más bien de los grupos dominantes de
esas sociedades. Como todas las religiones organizadas se han desarrollado en
culturas fuertemente machistas y patriarcales nuestros científicos supusieron
que entre otras posibles funciones, las religiones tienen como fin último el
asegurar a los varones la certeza de la paternidad de su supuesta descendencia.
Así su hipótesis de trabajo fue que aquellas religiones que más fuertemente
controlaran la sexualidad femenina, deberían ser las creencias más eficientes a
la hora de asegurar de forma más certera la paternidad de los hijos a los cabezas
de familia creyentes en dichos ritos. Como se ve un claro ejemplo del funcionamiento
de la ciencia. Se parte de un conocimiento previo y se emite una hipótesis, sobre
un comportamiento humano, de forma racional completamente alejada de visiones
místicas y etéreas y sin los planteamientos tramposos de los defensores de la
bondad de las religiones.Y a continuación se elije un sistema experimental
controlado en donde poner a prueba la hipótesis de partida. En este caso los
autores del trabajo eligieron una comunidad africana en la que se mezclaban, en
los mismos clanes y pueblos, diferentes religiones (Islam, cristianismo y
creencias tradicionales africanas) para eliminar cualquier tipo de selección
arbitraria o aleatoria de la muestra que predispusiera a cualquier tipo de
sesgo en el resultado final. Analizaron mediante pruebas genéticas de
paternidad la filiación real de los supuestos hijos de 1700 padres putativos.
Los resultados mostraron que de las tres religiones estudiadas, los padres que practicaban
la religión tradicional africana eran los que tenían menor probabilidad de haber
sido engañados por sus esposas y por tanto estaban más protegidos de criar
hijos bastardos. Y ello se correlacionaba con que esta religión tradicional era la
que más estrictamente controlaba la sexualidad femenina en todas sus facetas.
En resumen, estos datos parecen apoyar la hipótesis de que
la religión presenta ciertas ventajas evolutivas. Pero por supuesto esta
ventaja sólo lo es para una parte de la población, en este caso para el varón
que es el que domina en las sociedades patriarcales humanas. La religión le
garantiza al cabeza de familia una seguridad sobre la paternidad, pero por
supuesto a costa del gran y terrible precio de someter a su esposa a un férreo
control sexual que de facto la subordina a ser una mera posesión del varón cuya única función es la de engendrar hijos legítimos de su esposo. Como
pequeño corolario de este trabajo se deduce que, si eres un hombre celoso que
desea evitar que tu mujer te engañe, no pierdas el tiempo con las religiones
monoteístas (demasiado blandas al parecer con la mujer) y abraza con fervor las
creencias animistas africanas, las cuales te garantizan un mayor grado de
seguridad frente a las infidelidades de tu cónyuge. Aunque claro, si quieres
ser un verdadero patriarca a la antigua usanza, pues olvídate de la religión y por
en práctica el viejo refrán machista castellano de “A la mujer como a la cabra,
soga corta y vara larga”. Después sólo se debe decir que este humillante y
delictivo comportamiento es parte de las creencias y costumbres ancestrales y
en la mayoría de los países pasará a estar protegido por la ley.
El control social en beneficio de la comunidad es, en efecto, una cuasa que parece obvia de la existencia de las religiones en prácticamente todas las culturas. Todas ellas derivan en preceptos o al menos consejos de naturaleza social y muchas de ellas sirven de apoyo para la represión de prácticas tenidas como antisociales. Dios se inventa al servicio del hombre bajo el pretexto del hombre al servicio de Dios.
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