Según los creyentes Dios dotó al ser humano de libre
albedrío para que pudiera elegir entre el bien y el mal y pudiera tener la
libertad de adorarlo o no. Así tal y como resume la siguiente viñeta
somos libres de humillarnos ante ese dios ególatra o no.
Pero claro si elegimos olvidar a ese dios, el castigo es el infierno por toda
la eternidad y por supuesto sólo nosotros y no el dios benevolente seremos
responsables de ese eterno castigo. Esta es la doctrina oficial de la mayoría
de los monoteísmos. Ahora bien, para explicar la falacia de este tipo de
elección tramposa, entre una humillante sumisión o un
castigo inimaginable, he encontrado la siguiente viñeta que utiliza la misma
mentirosa y retorcida lógica religiosa, pero aplicada esta vez a una situación
más plausible y también más cotidiana.
muy bueno y hasta ahora ningun creyente ha respondido a este argumento de forma coherente
ResponderEliminarEs que los creyentes no se caracterizan por su lógica y su capacidad de raciocinio precisamente.
ResponderEliminarMuy bueno! El libre albedrío no existe por más que nos ilusione tenerlo. Eso se puede demostrar por medio de la filosofía, matemáticas, física, biología, psicología o neurología. Además, la moral no necesita del libre albedrío, pues sigue siendo útil en el determinismo o el azar (indeterminismo). Así pués, la discusión se debería centrar en cómo debemos vivir sin libre albedrío, cómo podemos ser felices sin libertad. Todo eso es lo que analizo en mi libro: "Cómo vivir feliz sin libre albedrío" al que podéis acceder gratuitamente en http://www.janbover.org
ResponderEliminarSin entretenerme lo que dice el blog del colega del comentario anterior es cierto que el libre albedrío es algo muy discutible. Somos un sistema en equilibrio dinámico o cuasiestacionario con la asombrosa capacidad de reconocerse a sí mismo y preguntarse por lo que le rodea. Pero que evoluciona inexorablemente hacia su crecimiento y después decadencia y con poca capacidad para influir en su propio destino.
ResponderEliminarÉpico comentario, juan
EliminarTengo la dicha de ser ateo
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