Leo un estudio sobre la persecución a la que están
sometidos en Ghana niños acusados de brujería. Según este trabajo en la
actualidad, en este país africano alrededor de un 90% de los habitantes creen
en la brujería y en los poderes de los brujos para causar todo tipo de daños a
los demás: enfermedades, accidentes, problemas laborales o muertes. Y esta
creencia es independiente de la religión formal que profesan los
ghaneses puesto que el 69% de la población se considera cristiano (entre
protestantes y católicos) y el 16% dice ser seguidor del Islam. Ésta es sólo
una prueba más de las absurdas mentiras que cuentan los jerarcas religiosos a
la hora de contar sus adeptos, da igual que un individuo o como en este caso un
país entero crea en cosas fuera de la doctrina oficial de la religión, esos ciudadanos
siempre cuentan en las estadísticas como creyentes. Además las religiones
organizadas lejos de luchar contra el problema lo agravan ya que por ejemplo en
este país dominado por la superstición, los cristianos consideran la brujería
algo anticristiano que debe ser perseguido y eliminado. Así en este país el
dios cristiano se presenta como un luchador contra el mal, el demonio y las
brujas y proliferan todo tipo de variantes sectarias cristianas que luchan
contra las posesiones y ofrecen tratamientos y exorcismos de todo tipo frente a
la brujería y los demonios. Estos piadosos predicadores cristianos han sido
acusados de violar los derechos humanos de enfermos mentales mediante
intimidación, agresiones físicas y tortura. También diseminan su ignorante odio
en sus sermones retransmitidos mediante programas de TV y radio aumentando el
estado de sospecha, de paranoia y de miedo entre la población analfabeta.
Aunque generalmente la población asocia la brujería a mujeres de edad avanzada (como era habitual en nuestra cultura occidental) los niños pueden ser también sospechosos. Así si un niño pequeño habla o se comporta imitando a los adultos puede ser acusado de brujería. También si un niño en insolente con sus mayores puede ser tachado de brujo. Y por supuesto como siempre las niñas llevan la peor parte ya que éstas además pueden ser acusadas de brujería si muestran en el colegio aptitudes escolares sobresalientes o les gusta mucho las ciencias o las matemáticas ya que en esta sociedad machista y tradicional a las niñas y a las mujeres se les considera mentalmente inferiores a los hombres. Así desde recién nacidos hasta adolescentes de áreas rurales han sido acusados estos últimos años de brujería con la complicidad de religiosos de varias confesiones. El resultado es de niños agredidos tanto psicológica como físicamente, también torturados y en algunos casos extremos asesinados. Tal es el problema que muchos indefensos acusados han debido huir de sus hogares y actualmente sobreviven en condiciones penosas alrededor de mil mujeres y cerca de 600 niños en los denominados campamentos de brujas situados en el norte del país.
Aunque generalmente la población asocia la brujería a mujeres de edad avanzada (como era habitual en nuestra cultura occidental) los niños pueden ser también sospechosos. Así si un niño pequeño habla o se comporta imitando a los adultos puede ser acusado de brujería. También si un niño en insolente con sus mayores puede ser tachado de brujo. Y por supuesto como siempre las niñas llevan la peor parte ya que éstas además pueden ser acusadas de brujería si muestran en el colegio aptitudes escolares sobresalientes o les gusta mucho las ciencias o las matemáticas ya que en esta sociedad machista y tradicional a las niñas y a las mujeres se les considera mentalmente inferiores a los hombres. Así desde recién nacidos hasta adolescentes de áreas rurales han sido acusados estos últimos años de brujería con la complicidad de religiosos de varias confesiones. El resultado es de niños agredidos tanto psicológica como físicamente, también torturados y en algunos casos extremos asesinados. Tal es el problema que muchos indefensos acusados han debido huir de sus hogares y actualmente sobreviven en condiciones penosas alrededor de mil mujeres y cerca de 600 niños en los denominados campamentos de brujas situados en el norte del país.
Desgraciadamente Ghana
no es una excepción y este tipo de criminal ignorancia supersticiosa también se
extiende a otros países africanos. Existe evidencias documentadas de asesinatos
de supuestos niños brujos en al menos cinco países: Botswana, Camerún, Namibia,
Nigeria o Tanzania tal y como denuncia UNICEF en el siguiente dossier. En este mismo
documento se acusa a las Iglesias cristianas principalmente a las pentecostales y a los movimientos
cristianos proféticos como los carismáticos o revivalistas de propagar el miedo a la brujería y de legitimar su
persecución incluyendo a menores. Según este estudio de UNICEF el perfil de los
niños acusados de brujería incluye a niños huérfanos de ambos padres que han
sido atendidos por parientes lejanos, huérfanos de un progenitor en donde el
otro se ha casado con una tercera persona y existen desavenencias matrimoniales,
niños con deformaciones físicas o enfermedades psíquicas o desordenes
fisiológicos (autistas, tartamudos, albinos o con síndrome de Down) y niños superdotados.
En resumen, cualquier niño en situación de desamparo o con características que
lo hagan llamativo o fuera de lo normal tanto en exceso como por defecto puede
acabar siendo acusado de brujería y ser perseguido por ello.
P.D. El
documental Saving
Africa´s witch children muestra este drama mientras que en el documental
titulado The
Witches of Gambaga se narran varios
casos de mujeres acusadas de brujería en el África negra.
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