Acaban de inaugurar la escultura de Juan Pablo II en Santiago de Compostela. Y no crean, que hace menos de un año se inauguró la de Benedicto XVI en la misma ciudad. También en Sevilla van a poner otra del mismo papa. En resumen vaya hartazgo de papas.
Luego con tanto papanatismo religioso cómo narices vamos a tener buenos científicos si aquí en este país de toros, mantilla y pandereta no se puede pasear por ninguna ciudad sin darse de bruces con iglesias, vírgenes católicas, papas, santos, beatos, monjas y mártires católicos varios en cada rincón de nuestras calles que por supuesto también tienen absurdos nombres católicos. Efigies de individuos cuya única aportación a la sociedad ha sido que dedicaron su vida entera a propagar la ignorancia, el oscurantismo, la discriminación, la opresión, el fanatismo y la superstición. Pero luego estos mismos abusivos creyentes que nos imponen constantemente sus ridículas y enfermizas creencias se sienten perseguidos por el laicismo radical. Ver para creer.
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