Una reciente encuesta sobre creencias en el país-continente de las antípodas ha mostrado un inesperado resultado.
En Australia el grupo de personas que está al margen de cualquier religión o creencia sobrenatural es la mayor proporción de ciudadanos del país, el 31% por encima de la primera religión el catolicismo (22% de los encuestados) y del protestantismo (18%). Como se puede observar muy cerca de la suma total de cristianos australianos que es del 40%. El resto además de algunas religiones muy minoritarias lo conforma un 19% de ciudadanos con una idea de la espiritualidad alejada de las religiones oficiales. Por tanto Australia es en la actualidad uno de los países más increyentes del mundo junto con la Europa. Es decir que cuando mayor es el nivel económico y social de un país mayor menor es el número de creyentes.
También hay que tener en cuenta que muchos de las personas que se consideran religiosas únicamente mantienen algunos comportamientos reflejos asociados a la religión. Así más del 60% de los autodenominadas personas religiosas o cristianas en este estudio declararon que o bien no practican su religión o lo hacen de manera muy marginal.
Además alrededor de un 20-25 de los cristianos encuestados presentan poca adhesión a los dogmas y preceptos sagrados de su religión en materias tan importantes como la biblia, existencia supraterrenal, el infierno y la condenación. Vamos que son unos cristianos a la carta que aceptan algunas cosas de su religión pero que no creen en otras definidas como importantes por su jerarquía eclesial.
Tal es así que cuando se cuando se le pregunta al conjunto de la ciudadanía sobre Jesús, el pilar básico del cristianismo que diferencia a esta religión de por ejemplo el judaísmo, un mayoritario 59% manifiesta que no existió o que fue un hombre más sin ningún poder divino. La mayoría de los australianos sólo acepta que Jesús murió en la cruz, pero en cambio no se tragan los cuentos de su resurrección, su nacimiento virginal o de que caminó sobre las aguas. Y sorprendentemente sólo el 42% sabe que vivió durante el primer siglo de nuestra era y eso que contamos el tiempo histórico a partir de su supuesto nacimiento. Que si no fuera así no lo conocería ni el propio dios.
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