La muy católica alcaldesa de Valencia Rita Barberá y los no
menos piadosos altos cargos de la Generalitat Valenciana aceptan que los autobuses municipales de Valencia lleven publicidad de prostíbulos tal y como
se puede ver la siguiente fotografía.
Es decir que fomentan la trata de blancas y la explotación
sexual de mujeres de bajos recursos o inmigrantes por mafias internacionales
desde un servicio público bajo su responsabilidad y supervisión. Además imagino
que tendrán contentos a sus amigos de la curia católica. Ambos organismos se
han escudado en que el servicio de autobuses se subcontrata y no pueden hacer
nada sobre estas empresas privadas. Pero claro con tirar un poco de hemeroteca
se les descubre la desvergüenza. Resulta que en el año 2009 ante la terrible
ofensa de que un grupo de ciudadanos ateos quisiera pone el eslogan de
“Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida” en los
buses urbanos valencianos, ahí sí que estuvieron raudos en prohibir la
publicidad saltándose el sacrosanto derecho de no inmiscuirse en la prácticas
de empresas privadas. Como se puede observar todo un ejemplo de discriminación
y desfachatez de nuestra derecha. Pero claro, como históricamente los bienpensantes
conservadores han hecho un uso más que generoso de los servicios sexuales de
pago pues ¿cómo iban tanto el gobierno autónomo levantino y la alcaldía de su
capital a coartar tan prestigiosa y ancestral tradición?
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