Como si de la medida de un índice económico cualquiera se tratara la Conferencia Episcopal estadounidense ha hecho balance de las acusaciones de pederastia eclesiástica en EEUU durante el año 2010 y los datos muestran un claro aumento tanto del número de abusos (un 8% más con respecto a 2009) como del número de clérigos denunciados (un 4% más que en el año anterior). También aumentó un 28% más el gasto de la iglesia católica norteamericana, hasta la estratosférica cantidad de más de 60 millones de dólares, en pagar acuerdos extrajudiciales para evitar que los curas delincuentes y sus encubridores de la alta jerarquía católica fueran condenados y llevados a la cárcel. Y todo ello sin el menor atisbo de asombro. Ya nos hemos acostumbrado a ver normal que cientos de religiosos católicos que violaron durante décadas a miles de niños con el beneplácito, la tolerancia y muchas veces con el encubrimiento de obispos, arzobispos y demás alta clerigalla salgan impunes de sus abominables delitos sexuales. Además dicha podrida institución se permite el lujo, sin ninguna vergüenza, de considerarse la guía moral de la Humanidad insultando, discriminando y persiguiendo a aquellos que no siguen sus absurdos y prehistóricos dictados. ¿Se imaginan que cualquier otra institución se hubiera comportado como la Iglesia católica durante décadas? Con toda seguridad hubiera sido perseguida policialmente en todo el mundo, desmantelada hasta no dejar rastro alguno y su recuerdo quedaría para la posteridad como ejemplo de asociación criminal. Pero en cambio ahí siguen parasitando a la sociedad tanto económica como intelectualmente. Este sí que es un verdadero milagro y la tontería de multiplicar los panes y los peces.
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