La Universidad de Zurich ha realizado un estudio sobre democracia y religiosidad en 30 países. Los resultados son claros como muestra el siguiente diagrama.
A mayor importancia de Dios en las diferentes sociedades peor es la calidad de la democracia en dichos países. Un resultado absolutamente lógico porque mal que les pese a muchos creyentes una verdadera sociedad justa y democrática sólo puede construirse y mantenerse desde la más absoluta neutralidad religiosa oficial puesto que cualquier privilegio de los adoradores divinos interfiere en los derechos de los demás (sean estos creyentes en otros dioses o simplemente ateos) ya que la mayoría de las religiones actuales son dogmáticas y se autoproclaman únicas y verdaderas siendo como son totalmente incompatibles entre sí. Y por tanto al no poder ser ciertas todas a la vez, chocan irremediablemente entre sí y con aquellos ciudadanos que pensamos que todas están igualmente equivocadas.
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